Opinion

Condiciones más duras

El Ibex 35 marcó ayer un nuevo mínimo anual, en una jornada de pérdidas generalizadas en las Bolsas por efecto de las pesimistas previsiones sobre la evolución de la economía realizadas por el Banco Central Europeo, la desconfianza generada en torno a los mercados financieros y el sector bancario y el retraimiento del empleo en EE UU. Los augurios del BCE sobre una mayor ralentización del crecimiento en la eurozona en los próximos meses, que se vería acompañada de otro repunte en la inflación, demuestran que la institución no encuentra motivos para suavizar sus temores en factores como el apreciable descenso registrado por el precio del petróleo. Es por ello por lo que ha decidido mantener los tipos de interés en el 4,25%, sin concederse una mínima relajación en su política monetaria que pudiera aliviar tanto al sistema financiero como a las empresas y las familias europeas -con mención especial para las españolas-, sometidas a las fuertes tensiones que provoca un endeudamiento desorbitado.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La actitud del BCE sigue siendo congruente con los requerimientos de un escenario incierto y con sus propios principios fundacionales, que fijan el control de la inflación como el objetivo prioritario de la institución. La férrea estrategia antiinflacionista que dirige Jean Claude Trichet encuentra su justificación en el fuerte desequilibrio existente entre un IPC armonizado en la UE que se sitúa en el 3,8% y el nivel óptimo establecido en el 2%, aunque esta coherencia no libre al Banco Central de afrontar las consecuencias que comporta mantener unos tipos altos aun a riesgo de que la economía continúe en regresión. Pero además el BCE ha endurecido las condiciones en las que está dispuesto a proveer de liquidez al sistema bancario europeo, tanto en lo que se refiere a los precios que exige a los prestatarios como a las garantías de solvencia que les impone. Unos nuevos requisitos que han mermado la credibilidad de un sistema preso de la desconfianza, lo que se ha traducido en la caída de las Bolsas. El encarecimiento de los fondos y su reajuste constituyen dos malas noticias para los bancos y cajas españoles.