Los delincuentes repitieron casi veinte años después el mismo 'modus operandi'

Algunos de los agentes más veteranos que participaron en el operativo conjunto del pasado fin de semana revivieron algunos de los episodios más violentos de la década de los ochenta, cuando el consumo de heroína causaba estragos y delincuentes como El Pera cometían sus últimos legendarios golpes antes de reinsertarse en la sociedad.

Uno de los detalles evidenciados por el clan de los Flores, que recordaba a esa vieja escuela de la delincuencia, forjada en la marginalidad, era su manera de conducir. En el seguimiento que le hicieron a los cuatro hermanos cuando se dirigían el pasado sábado hacia San Roque, vieron cómo alcanzaban velocidades superiores a los 200 kilómetros.

Esa forma de manejar el volante, salvo en las huidas, se fue abandonando poco a poco ante la progresiva instalación de radares y controles aleatorios de Tráfico. Pero esos sistemas que podían descubrirlos no intimidaron a los hermanos Flores.

Hace casi veinte años cometieron decenas de crímenes en un corto periodo de tiempo y utilizaban escopetas de la marca Benelli y del calibre 12. Al igual que en pleno siglo XXI.