«Christian Gálvez lo borda»

Vivir el día a día, no decepcionar y acabar el trabajo realizado con un buen sabor de boca. Ésta es la filosofía de la siempre risueña Silvia Jato, quien ha vuelto a recuperar su privilegiada posición dentro de los concursos gracias a Fifty, fifty, con el que se ha estrenado en Cuatro. Licenciada en Ciencias Económicas, la ex miss se ha vuelto a quedar sin vacaciones. La culpa la tiene este espacio que triunfa en las tardes de la privada al superar el 8% de cuota media y captar la atención de más de medio millón de espectadores. La que fue conductora de Pasapalabra no oculta su alegría. Ha vuelto a reinar en este género que aparcó por el directo y la actualidad de Por la mañana, en TVE.

-Lo suyo es apuntarse victorias.

-No esperaba el éxito porque el verano es una época fastidiosa, no sabes qué quiere la gente. Fifty, fifty da dinero, esto siempre gusta, y cada concursante juega contra sí mismo. Y también es importante que el público pueda responder desde casa a cuestiones que no son muy complicadas. Se ha dado la complicidad.

-Ya, pero hay tantos concursos...

-Sí, pero éste es de los pocos que producen acción-reacción. No se trata sólo de ver la caja tonta, la gente no se conforma con ser un mero espectador.

-Cuatro se caracteriza por apostar por rostros nuevos. Usted es toda una veterana.

-Paula Vázquez, Nuria Roca y yo somos los únicos rostros que llevamos tiempo en esto y estamos en Cuatro. La cadena me ha abierto las puertas, pero mi relación es con la productora (Martingala). Como buena jugadora, siento los colores, me siento chica de Cuatro.

-Entonces, 'Fifty, fifty' no es su único proyecto a la vista.

-No pienso en el futuro. Cada vez es más complicado sacar adelante un espacio. Todos están muy pendientes de las audiencias para adivinar qué quiere ver la gente. Si surgen otros proyectos, encantada.

-Vamos, que, más que comunicadora, hay que ser psicóloga.

-Antes el público era más manipulable. No quiero decir que consumiera cualquier cosa, pero había menos televisiones, menos opciones de entretenimiento, y era más fácil atraer su atención. Ahora es muy exigente, tiene mucho donde elegir y hay que ofrecer lo mejor.

-Pues los expertos aseguran que la televisión es la misma.

-Es muy difícil inventar. El formato puede ser bueno, pero también hay que contar con el programa que comparte emisión. Todo está tan repartido... Además, cuesta mucho aceptar algo nuevo. Por eso los buenos profesionales se valoran tanto.

-¿Se siente reconocida?

-Lo que me siento es muy querida. Cuando no tenía programa y salía a la calle, me decían que me echaban de menos. Y esto es lo que te mueve a seguir adelante.

-Volviendo a la tele del verano. Hemos tenido los Juegos de Pekín.

-Los Juegos han producido una merma en todas las cadenas. Es algo especial que arrastra a mucha gente y, si es para gloria de España, pues me alegro de que sea un éxito. En esta época del año la fidelidad es imposible, se rompe la rutina. Pero hay que entretener a los que no se van de vacaciones.

-'Pasapalabra' se lanzó en verano.

-Al principio tuvo unas audiencias horrorosas. Nunca se sabe.

-Estará harta de que le pregunten por Christian Gálvez.

-Lo está bordando y, si cabe, lo hará mucho mejor. Los programas no se hacen de hoy para mañana, pasa mucho tiempo hasta que lo haces tuyo.

-Está escribiendo un libro infantil.

-En ello estoy. Los niños son los grandes olvidados de la tele.

-¿Le gustaría presentar un concurso para los pequeños de la casa?

-No sé. Nunca pensé que me iba a dedicar a este género. Los concursos son difíciles de hacer, un jaleo, no tienes referencia, sólo puedes agarrarte a tu imaginación.