EN EL AIRE. Ciclistas vuelan en el estreno olímpico. / REUTERS
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El deporte de 'ET' debuta en Pekín

El BMX, ciclismo acrobático, estrenó ayer su condición de modalidad olímpica

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Dicen que la historia de 'ET, el extraterreste' fue rechazada cuatro veces por las productoras cinematográficas. Preferían alienígenas asesinos; no les gustó esa 'patata' de ojos bondadosos que luego llevó a la pantalla Steven Spielberg. El director que siempre filma la soledad de la infancia; el mundo mágico que se va al crecer. En una de las escenas cumbre, el niño protagonista, 'Elliot', pedalea como loco. Huye con 'ET' subido en la canastilla de su bicicleta. De repente, coge vuelo. La luna al fondo. La banda sonora de John Williams les sostiene en el aire. Los otros niños, los del cine, vitorean. Claro que vuelan en bici. A esa edad todo es posible.

'ET' fue un éxito de taquilla arrollador. Ganó cuatro premios 'oscar': música, sonido, efectos sonoros y especiales. Eso se sabe. Hizo algo más: también paseó por el mundo la imagen de unas nuevas bicicletas. Como la de 'Elliot', las BMX, las menudas y ágiles 'bicis' del deporte que ayer, en el fantástico circuito de Laoshan, debutó en unos juegos. La novedad de Pekín. El BMX no ha llegado tarde a la cita olímpica. Es un recién nacido. Mientras Spielberg rodaba 'ET', en 1981, se formó la federación internacional. Y justo cuando la cinta se estrenaba, se disputó el primer mundial de la especialidad. Cosa de californianos, de chavales engorrados y pantalones caídos que habían cambiado el patinete por las dos ruedas.

El olfato de 'Schwin'

En realidad, todo venía de algo más atrás. En 1963, el fabricante de bicicletas 'Schwin' supo oler una nueva demanda entre los críos del sur de California. Les gustaba el motocross. Pero, claro, las motos no estaban a su alcance. Sacó a la venta un sucedáneo sin motor. A pedales. Rudimentario. A su prototipo lo llamó 'Sting Ray'. El padre de todas la BMX. Seis años después, Scott Breithaupt se convirtió en el pionero. Saltó a un circuito de motocross con su pequeña bici. Cabrioleaba, saltaba, pedaleaba como un molinillo. Gustó. Unos meses después, Scott organizó la primera carrera. Popular. Un juego de niños. Un rato de surf, otro de bici. El germen.

Creció. Los juguetes se difunden como el eco. Primero llega un bici BMX al barrio. El chaval propietario farda. Los otros apuntan el dato. Para el siguiente cumpleaños o fin de curso, ya tienen la suya. Listos. A competir al parque. En 1981, un documental televisivo difundió en Estados Unidos imágenes espectaculares de este nuevo entretenimiento. El efecto ola fue inmediato. El BMX imantó a los críos. Spielberg lo vio. Como supo ver la magnitud de la historia contenida en su película. La bicicleta de la generación 'ET'. Mundial. De avance irresistible. En 1993, la Unión Ciclista Internacional (UCI), siempre ávida de nuevos mercados, incluyó al BMX entre sus disciplinas.

Y el vuelo definitivo: en 2003, el Comité Olímpico Internacional (COI) anuncia que esa bicicleta tan breve será oficial desde los Juegos de Pekín. El COI le ha hecho hueco. Es una modalidad en auge. Hay más de mil pistas en el mundo. Incluido el impecable circuito de Laoshan. Tanto empuja que para hacerle sitio han eliminado dos pruebas ciclistas de velódromo: el kilómetro con salida parada, en categoría masculina, y los 500 metros femeninos. El BMX, ese ciclismo acrobático, les ha pasado por encima.

Volando, como en 'ET'. Ayer empezaron y hoy es la carrera final. El mejor de las series clasificatorias fue, claro, el californiano Mike Day. Nació dos años después de la llegada del extraterreste. Para él, la BMX ya fue la única bicicleta posible. Como para el otro favorito, Donny Robinson, vecino de Day. A 'DR', así le apodan, le llamaba ser bailarín en Broadway. Hasta montaba coreografías con la cuadrilla en el garaje familiar. Pero allí estaba también su bici. La que le apartó del escenario. «Soy tímido», dice. Salvo sobre pedales. Ahí se vuelve agresivo. Cosas de chavales: pasó semanas sin atreverse a perdirle una cita a su actual novia, Tiffani. Qué trago. Hasta que un día, agarró la bici, derrapó delante de ella y se lanzó.

Ausencia española

En Pekín no estará, en cambio, el mejor español, Pablo Galán. No logró invitación para el bautizo de su deporte. Es curiosa la relación del BMX con la televisión y el cine. Mientras jugaba con su bici, Galán acudió, por echar unas risas, a un 'casting' que hacían en su colegio. Buscaban caras infantiles para 'El Bola', la película de Achero Mañas. Leyó su folio con ganas y le cogieron. Galán es ahora campeón de España de BMX y también 'Manu', uno de los personajes de 'Los Serrano'. Hay algo en el BMX que te lleva volando a la pantalla.