MOVIDA. Jóvenes haciendo botellón en la zona habilitada para ello en la ciudad, situada en la avenida de Chiribitos. / JAVIER RÍOS
Jerez

La Ley Antibotellón reparte la movida por varios puntos de Jerez año y medio después de entrar en vigor

San Joaquín, la Alameda Vieja, algunas calles del centro y sobre todo Chapín son las zonas afectadas El 'botellódromo' de Chiribitos, que será remodelado, no logra acabar con estas concentraciones

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Lejos han quedado aquellas impresionantes concentraciones de jóvenes en zonas residenciales como la plaza de San Andrés, que tantas molestias ocasionaron a los vecinos en su día y que obligaron a la Junta de Andalucía y a los ayuntamientos de la comunidad a buscar una salida que compatibilizara, como tantas veces se ha dicho, el derecho al descanso con el de la diversión de los jóvenes.

Un año y ocho meses después de la entrada en vigor de la conocida como Ley Antibotellón (que se puso en marcha en diciembre de 2006), los vecinos coinciden en señalar que la situación ha mejorado bastante, si bien es cierto que han ido apareciendo focos dispersos a lo largo y ancho de la ciudad que han ido sustituyendo a las macroconcentraciones del pasado.

La zona oficial donde se reúnen las noches de los viernes y los sábados (sobre todo) los jóvenes jerezanos es el botellódromo habilitado para ello entre la avenida de los Chiribitos y la calle Miguel de Unamuno, pero eso no evita que otros muchos, descontentos con el ambiente que presenta dicho lugar, hayan decidido trasladar las botellas, los vasos y el hielo a otros puntos como la Alameda Vieja, otras zonas del centro, algunas de San Joaquín y sobre todo Chapín.

Desde hace algunos meses, diversas asociaciones de vecinos y comunidades de propietarios han mostrado su malestar ante esta tímida reaparición del botellón que comienza a extender sus tentáculos por toda la ciudad. Y es que son cada vez más los jóvenes que, como se ha dicho, no se encuentran «cómodos» en la zona de ocio en la que se les obliga a reunirse para hacer botellón.

Así, tanto en la noche del viernes como en la del sábado, la ruta del botellón empieza en la plaza del Mercado, donde varios grupos de jóvenes, con los maleteros de sus coches abiertos, toman copas mientras conversan de sus temas.

La mayoría saben que pueden ser sancionados por beber en la vía pública y se mantienen alerta por si aparece la Policía.

Continuando por el centro, en la Alameda Vieja es también habitual ver a algunos grupos aislados, algo que se repite en las inmediaciones de la urbanización El Ángel, junto a la avenida Lola Flores.

Los vecinos de este área residencial pidieron hace algunos meses que el Ayuntamiento tomara «medidas contundentes» contra el botellón, ya que denunciaron que «de nuevo nuestras calles se han convertido en un caos. Los chavales beben en los coches con la música muy alta y no podemos dormir», subrayaron con notable indignación. Estos vecinos incluso llegaron a amenazar con «movilizaciones» si el Consistorio no reaccionaba.

Plaza del Caballo

Donde parece haberse solucionado el problema, de momento, es en la pedanía de Guadalcacín, así como en la zona de la plaza del Caballo. Desde ésta última zona, su presidente, Javier Cantos, indicó a este medio que «este fenómeno afortunadamente desapareció, tanto en la plaza del Caballo como en la avenida de Méjico, así como en Torres de Córdoba».

«Los jóvenes -prosiguió Cantos- han cambiado la forma de divertirse y se ha quedado ahí una generación perdida que es la que sigue haciendo botellón». No obstante, indicó que «la Ley Antibotellón no se cumple del todo, algo que no es nuevo en esta ciudad, ya que es más bien la costumbre».

Este representante vecinal, en definitiva, cree que la situación respecto a la movida juvenil es bastante mejor que antes de la entrada en vigor de la normativa, si bien precisa que dicho fenómeno no se ha erradicado por completo.

En cuanto a Guadalcacín, la presión de los vecinos, de un lado, y las multas de la Guardia Civil, de otro, han conseguido despejar buena parte de los problemas de sus aquejados residentes.

Se queda donde está

En cuanto al botellódromo, la Delegación de Urbanismo ya tiene ultimado el proyecto de rehabilitación integral de la zona donde se ubica (avenida de Los Chiribitos, aunque la alcaldesa informó de que se le cambiará el nombre), y que incluye numerosas actuaciones en el asfalto, iluminación, bancos, servicios de saneamiento, mobiliario urbano... «que permitan una mayor comodidad del espacio», en palabras de la propia alcaldesa.

Dicha actuación no estará destinada sólo a los jóvenes que allí se concentran, sino que entra dentro de un proyecto más amplio y con otras actividades, enmarcado en un adecentamiento general de dicho espacio de la ciudad.

Así, el complejo conocido como Parque de la Innovación se realizará entre la calle Miguel de Unamuno y la avenida de los Chiribitos, por lo que las actuales instalaciones que hay en este solar, es decir, el botellódromo, «se trasladarán unos metros, como ocurrirá con la calle del Infierno cuando estemos en Feria. Como todo el mundo sabe esa zona (por el botellódromo) se va a adecentar, tal y como se ha insistido en muchas ocasiones, es más, tenemos presupuestado para ello una importante cantidad», recalcó la primera edil cuando presentó dicho proyecto.

Lo dicho. El botellódromo pasará a formar parte de una zona «vanguardista» de la ciudad, pero no parece que ello vaya a acabar con los botellones ilegales.

eesteban@lavozdigital.es