CONTENTO. José Ángel Ortega, feliz de haber sobrevivido para contarlo. / EFE
ANDALUCÍA

Volantazo providencial

Un taxista secuestrado en Jaén provoca un accidente contra la Guardia Civil para salvar su vida

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José Ángel Ortega, un taxista de Jaén de 63 años, salvó la vida el pasado fin de semana gracias a un accidente provocado con su propio vehículo. Tras ser secuestrado por cuatro ciudadanos rumanos, embistió con su propio taxi contra dos coches de un control de la Guardia Civil en la localidad ciudadrealeña de Santa Cruz de Mudela.

El infierno que vivió este profesional del volante, con 30 años de experiencia y próximo a la jubilación, se inició en la capital jienense cuando cuatro rumanos -tres hombres y una mujer- requirieron su servicio para trasladarse a la cercana localidad de Torre del Campo.

El taxista fue atracado a los pocos minutos de iniciar el recorrido, pero la intención de los delincuentes iba más allá de obtener un botín económico: querían que los guiara hasta Madrid y desde la capital de España hasta Santander.

Ortega fue obligado a sentarse en los asientos traseros de su vehículo mientras uno de los rumanos se hizo con el volante. Durante la primera hora de viaje tuvo que escuchar la conversación de sus secuestradores en la que discutían sobre cuándo, cómo y quién lo mataría.

Últimos minutos

Cuando el taxista pensaba que disfrutaba de sus últimos minutos de vida, su instinto de supervivencia le hizo reaccionar después de 113 kilómetros recorridos. A lo lejos, vio un control rutinario de la Guardia Civil. Ortega se abalanzó entonces contra el conductor y de un volantazo hizo que su taxi chocara contra dos vehículos del instituto armado.

Los cuatro rumanos se dieron a la fuga a pie mientras el taxista se ponía a salvo no sin haber sufrido antes dos puñaladas en la espalda de las que fue atendido en el hospital «Gutiérrez Ortega» de Valdepeñas.

Los agentes persiguieron a los cuatro secuestradores y lograron dar caza a tres de ellos, dos hombres de 20 y 21 años y una mujer de 28 «como fruto de un rastreo serio e importante porque los cuatro se ocultaron», según confirmó ayer lunes el portavoz de la Guardia Civil en Castilla-La Mancha, José Luis González Capilla.

Los agentes siguen buscando al cuarto secuestrador y han puesto a los otros tres a disposición judicial como presuntos autores de los delitos de tentativa de homicidio, detención ilegal y agresión con lesiones.

La víctima del frustrado secuestro, entretanto, sólo lamenta que el dispositivo de emergencia instalado en su taxi hace poco no funcionara. «Pensé que me iban a matar, y cuando vi que el control no nos paraba me tiré al volante», relata Ortegal, quien aún recuerda cómo sus secuestradores lo registraron por completo «incluso hasta los calcetines» en busca de dinero y oro.