CALLE PORVERA

En mis trece

Corro el riesgo de que alguno pase de página en el mismo instante en que, como todos los años por estas fechas, anuncie mi intención de dedicar estos pensamientos semanales veraniegos a comentar libros. Los que esperaban encontrar alguna referencia futbolera/eurocopera ya habrán desistido: creo que todos nos merecemos un descansito, al menos, hasta la cita con Pekín.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Así que, por tercer año consecutivo, me mantengo en mis trece. Tengo previsto que por aquí pasen personajes como El Principito -qué quieren, es un clásico que merece la pena releer de vez en cuando-, la inocente protagonista de Gabriela, clavo y canela, de Jorge Amado (uno de mis últimos descubrimientos) o el niño que fue Juan José Millás descrito en El mundo. También quiero que desde la próxima semana hasta el mes de agosto -excluyendo mi paréntesis vacacional- haya espacio y tiempo para las reflexiones de Luis García Montero en Inquietudes bárbaras o para su último poemario, Vista cansada. También pretendo conocer autores nuevos. Por ejemplo, no he leído nada aún de Eva Díaz Pérez ni de Orhan Pamuk y hay que añadir a la lista a la nueva Premio Nobel de Literatura, Margaret Atwood (si se lo han concedido, será por algo ¿no?).

Hay quien me ha preguntado por qué esta manía. Mi respuesta es siempre '¿y por qué no?'. Leer más en verano me hace recuperar el tiempo perdido durante el invierno y pisarle los talones a mi madre, que es la devoradora de libros number one de la familia. Y si, además, consigo que alguien, por casualidad o mero aburrimiento, se anime, mejor que mejor. Hay que ser insistente, como El Principito, que una vez que formulaba una pregunta, jamás renunciaba a recibir la respuesta.