DISTENSIÓN. Medvédev, entre Durao Barroso y Solana, en un descanso de la cumbre. / AFP
MUNDO

Medvédev anuncia el comienzo de una nueva etapa en las relaciones con la UE

El presidente ruso subraya que la defensa de Europa no atañe a EE UU

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No se puede decir que haya habido avances gigantescos en la XXI cumbre Rusia-UE, que ayer finalizó en la villa siberiana de Janti-Mansiisk, pero sí ha servido para abrir el camino hacia una nueva relación entre Europa y el nuevo presidente ruso, Dmitri Medvédev. Éste anunció en la rueda de prensa posterior a las conversaciones que «podemos declarar oficialmente el comienzo de las negociaciones para un nuevo acuerdo estratégico que acercará más a Rusia y la Unión Europea».

El primer encuentro para la elaboración del documento que habrá de regular todos los aspectos de las relaciones entre Moscú y la UE tendrá lugar el próximo viernes en Bruselas. Los expertos opinan que la negociación será larga y ardua. «El nuevo pacto debe ser un documento marco, conciso y sin entrar demasiado en los detalles», señaló el presidente ruso. Según su opinión, «será completado después con acuerdos sectoriales».

Los cuatro ámbitos «comunes» que pretende recoger el tratado son: economía, libertad y justicia, seguridad y educación, cultura e investigación científica. El acuerdo vigente en la actualidad es una prolongación del firmado en 1997 para un periodo de 10 años. No se pudo actualizar su contenido a tiempo debido al veto de Polonia y Lituania. Por eso, Medvédev se quejó ayer de que los conflictos bilaterales con ciertos países afecten a la relación con la UE en su conjunto.

Pero la cuestión que más importancia tuvo para el jefe del Kremlin fue la seguridad. Medvédev considera que «ninguna de las organizaciones existentes actualmente puede resolver el problema de la seguridad europea. Es un concepto indivisible en bloques o alianzas». En clara alusión a EE UU, el primer mandatario ruso señaló que «Europa es nuestra casa común. Somos nosotros los estados dueños de esta casa y tenemos que tener presente nuestra responsabilidad en preservarla, sin confiárselo al vecino o al socio más rico».

A este respecto, Medvédev reiteró su propuesta, lanzada el pasado día 5 en Berlín, de convocar una gran conferencia europea de seguridad, con participación de EE UU y Canadá, con el fin de consensuar un tratado vinculante que se oriente según la Carta de las Naciones Unidas. Rusia desea evitar quedar aislada cuando se toman decisiones como la ampliación de la OTAN o la instalación del escudo antimisiles norteamericano en Polonia y la República Checa.

«Conflictos congelados»

En la cumbre hubo discrepancias. Kosovo concitó la divergencia más importante, pero también el tratamiento de los llamados «conflictos congelados» como Abjasia, Osetia del Sur, Karabaj y Transdniester. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, por su parte, dijo confiar en que con el nuevo presidente ruso «podamos establecer un diálogo más constructivo en cuanto a derechos humanos y libertad de prensa».

Por su parte, el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, expresó su convicción de que «se puede hacer mucho» con el nuevo presidente ruso, Dmitri Medvédev, aunque «los intereses nacionales de Rusia sean los mismos» que los existentes durante la etapa de Putin. «No creo que pueda haber cambios fundamentales en un gran país como Rusia, con sus intereses nacionales, pero sí un comportamiento distinto». Para la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, Medvédev apuesta más que Putin por el imperio de la ley.