ENTRADA. La presidenta del comité de empresa en la la planta en la tarde de ayer. / NURIA REINA
Ciudadanos

La planta de Altadis perderá 236 puestos, aunque nadie será despedido

Imperial Tobacco anunció ayer que la factoría sólo tendrá en funcionamiento una de las tres líneas actuales de producción y que necesitará emplear únicamente a 65 trabajadores

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La fábrica de tabaco de Cádiz no quedará reducida a cenizas -al menos, próximamente-, pero casi. El nuevo propietario de las instalaciones tras haber comprado Altadis es el gigante británico Imperial Tobacco, una tabaquera con presencia en los mercados de los cinco continentes. Los nuevos rectores del centro de producción anunciaron ayer que eliminarán 236 puestos de trabajo de la planta gaditana, en la que tan sólo quedarán 65 empleados en 2010.

La compañía inglesa advirtió hace un año a este periódico que habría recortes de plantilla en el caso de que prosperara su oferta de compra de la tabaquera hispano-francesa. Dicho y hecho. El imperio inglés del tabaco ha preparado un concienzudo plan de reestructuración de sus propias infraestructuras así como de Altadis, que acaban de pasar a sus manos. Fuentes de Imperial señalaron en julio de 2007 que evitarían que se produjera la coexistencia de centros de producción de iguales características si con tan sólo uno se satisfacían las necesidades productivas.

El anuncio no ha cogido por sorpresa a los trabajadores de la fábrica. Hace meses que manifestaron que la probabilidad de que se produjera esta circunstancia era bastante alta. En 1992 la plantilla estaba compuesta por 1.157 empleados; en la actualidad cuenta con 301 trabajadores tras los cinco expedientes de regulación de empleo (ERE) que ha sufrido la planta en los últimos 15 años. Ahora se pondrá en marcha un nuevo ERE, que se liquidará con la salida de 236 miembros de la plantilla, de los que 208 serán prejubilados. Desde Altadis se informó ayer de que el 90% de los trabajadores eran susceptibles de prejubilarse debido a su edad.

Si 65 continuarán en la factoría, otros 28 tendrán que resolver su situación mediante las distintas medidas que ha propuesto la empresa y que aún se tendrá que negociar en este nuevo ERE. Estas otras fórmulas incluyen la recolocación en otros centros de Altadis o del grupo, la baja incentivada para el personal que no pueda ser recolocado y la recolocación externa mediante conciertos con empresas especializadas en la búsqueda de trabajo.

Imperial ya ha fijado un calendario de actuaciones en su plan de reestructuración. Los trabajadores que tengan 52 años o más a 31 de diciembre de 2009 serán prejubilados. En lo que respecta al cese de distintas actividades, en la actualidad existen tres líneas de producción en la planta, aunque sólo una de ellas sobrevivirá a la reestructuración planeada por Imperial Tobacco. Dentro de un año, en junio de 2009, cerrará la línea de tabaco reconstituido; seis meses más tarde -en diciembre de 2009- será el turno de la de producción de liga de tabaco -en la que se realizan las mezclas-. Sólo la de tabaco expandido seguirá produciendo en 2010, donde en la actualidad trabajan alrededor de 40 personas. Siguiendo la filosofía del grupo inglés, la liga pasará a realizarse en el centro de Logroño, donde se fabricaba el cigarrillo propiamente dicho.

Empresas auxiliares

La presidenta del comité de empresa de Altadis, Carmen Pérez, aseguró que la reestructuración significa una sentencia de muerte para el centro: «Nadie en su sano juicio puede creer que una fábrica de estas dimensiones siga en activo con tan sólo 65 trabajadores», explicó. El panorama tampoco se presenta halagüeño para las empresas auxiliares que se encargan del mantenimiento mecánico, eléctrico, jardinería, seguridad o pintura. Pérez señaló que el número de empleos indirectos que genera la planta está en torno a los 100. Numerosos trabajadores de estas compañías revelaron ayer que no han recibido ninguna noticia sobre cuál pueda ser su futuro inmediato.

En el ambiente de la fábrica flota la sospecha de que en unos años pueda estar cerrado este centro de producción. Ahí se abre la incógnita de qué pueda suceder con estos terrenos, que tienen una ubicación privilegiada para la instalación de proyectos industriales en el futuro. De este modo, esta crisis podría llegar a convertirse a medio plazo en una nueva oportunidad de reindustrialización.

jlopez@lavozdigital.es