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Me han dicho que el amarillo

Me han dicho que el amarillo está maldito.... A Luis Aragonés nunca se le ocurriría entrenar a un equipo que tenga ese color. Por eso no me creo que se vaya al Fenerbaçe, aunque también es cierto que en Cádiz podemos estar tranquilos, pese a que al submarino ya lo dirija cualquiera.

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Viendo con unos amigos el España-Suecia, y tras el gol de Villa en el descuento, a todos nos surgió una inquietud. ¿Bien empieza el fin de semana para el amarillo! Ninguno nos queríamos imaginar que sucediese algo similar al día siguiente en Alicante. Y la verdad es que no fue casi ni parecido. Fue peor. La panda de profesionales que este año han integrado la plantilla amarilla se había ganado a pulso que se le condenase a una huelga de hambre y después se le lanzase a un lebrillo de cazón en amarillo como reza la enorme leyenda gaditana.

Aquí los únicos que han bajado son la bandera, el escudo y la afición a dos años del centenario. Los autobuses de seguidores fueron y regresaron llenos, pero en el de los futbolistas lo que había a la vuelta eran muchos asientos libres y pizzas de sobra, que ya podían haber repartido en los autobuses de los sufridores de verdad. Los del ¿alcohol, alcohol!, no saben donde esconderse.

Mientras, a muchos kilómetros, un portero vestido de amarillo y apellidado Cech también se comía un gol increíble en los últimos minutos del República Checa-Turquía de la Eurocopa. Y para colmo en las eliminatorias sudamericanas para el Mundial, Argentina le marcaba un gol a Ecuador en el descuento y no hace falta que recuerde como viste Ecuador. Sólo los Lakers salvaron el honor, pero les sirvió para poco.

Fin de semana maldito que en lo que más nos duele nos hace retroceder en el tiempo. En el deporte, como en la vida, los fantasmas del pasado siempre terminan por reaparecer. ¿Qué pena!