Opinion

Huelga con lecciones

La ratificación por parte del Consejo de Ministros del acuerdo alcanzado el pasado miércoles entre el Ejecutivo y las asociaciones más representativas de los transportistas dio paso ayer a la aplicación de las 54 medidas contempladas por el mismo, coincidiendo con la aprobación por los países de la UE de las bases para la armonización del transporte por carretera en Europa. Aun siendo iniciativas de distinta naturaleza, ambas vienen a evidenciar que por muchas que sean las facilidades ofrecidas por las instituciones públicas a la adecuación de empresas y trabajadores a las exigencias de un mercado competitivo, ninguna de ellas puede garantizar por sí sola los márgenes de rentabilidad en que el negocio ha podido moverse hasta ahora ni la pervivencia de aquellas sociedades que, debido a su reducida dimensión o por estar gestionadas de manera inadecuada, no reúnen condiciones para afrontar los retos del futuro. En este sentido el fracaso cosechado por la estrategia maximalista de Fenadismer resulta tan evidente como los perjuicios ocasionados a los consumidores, a las empresas y al erario público. El balance no puede ser más penoso, evidenciando que si la sociedad no ha contestado de forma abierta a las pretensiones de los huelguistas ha sido por la comprensión inicial con la que contaron en medio de una coyuntura plagada de incertidumbres para todos los ciudadanos.

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Mientras se depuran las responsabilidades de quienes hayan incurrido en ilícitos, se clarifican los daños reales que hayan podido sufrir las grandes plantas de montaje, los inconvenientes generados a la agricultura y a la pesca, o su impacto sobre el precio de los alimentos, convendría extraer dos lecciones de lo ocurrido. La primera, la necesidad de que los sectores directamente afectados por la subida de los combustibles moderen tanto sus demandas como la manera de exteriorizarlas, evitando una escalada de movilizaciones gremiales sin fin que, además, traspase fronteras. La segunda, que el Gobierno español, como cualquier otro, aprenda a responder a tiempo a los desafíos que se le plantean porque la táctica de dejar que se pudran los movimientos de protesta no resulta ni responsable ni eficaz en un momento de tanta inquietud social.