TRASLADO. Empleados de una funeraria portan el cuerpo de una de las víctimas asesinadas en Viena. / AP
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Otro monstruo conmociona a Austria

Un hombre arruinado en la Bolsa asesina con un hacha a toda su familia para «ahorrarles la humillación»

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Austria se ha visto conmocionada de nuevo por otro espeluznante suceso. En esta ocasión la orgía de sangre ha sido protagonizada por un hombre de 39 años, desesperado por las deudas. En menos de doce horas, el nuevo monstruo del país centroeuropeo, armado con un hacha, mató a su esposa, a su hija de 7 años, a sus padres y a su suegro.

La pesadilla comenzó, según pudo reconstruir la Policía, a las 7.30 horas del martes pasado, cuando el hombre asesinó a su mujer y a su hija en su vivienda, ubicada en un barrio residencial de Viena. A las 13.00 horas, el criminal llegó a la casa de sus padres en la localidad de Ansfelden, en Alta Austria. En la planta baja, el hombre, siempre armado con el hacha, acabó con la vida de su madre de 69 años y de su padre, que entonces dormía en un sofá. A las 19.00 horas de ese mismo día, el asesino arribó hasta la casa de su suegro, ubicada en Linz. Cuando el hombre de 80 años abrió la puerta, su yerno le destrozó la cabeza con el mismo arma homicida.

Después de viajar sin rumbo por los alrededores, decidió regresar a Viena y en la madrugada del miércoles se presentó en la comisaria de Policía de un barrio cercano a su vivienda y declaró a los agentes de turno: «En mi piso yacen mi mujer y mi hija muertas». «El hombre llegó con sus ropas cubiertas de sangre y en estado de confusión», dijo un policía cuando revelaba a la prensa local algunos detalles del crimen que ha vuelto a horrorizar a la población austriaca, que todavía tiene fresca en la memoria el drama incestuoso de Amstetten, descubierto por casualidad a finales de abril.

Dinero prestado

Según fuentes policiales, el asesino declaró que estaba arruinado después de haber perdido una importante suma de dinero especulando en la Bolsa y que había matado a su familia para «ahorrarles la humillación». El capital, al parecer, se lo habían prestado sus padres y su suegro.

Los agentes que inspeccionaron su vivienda descubrieron los cuerpos mutilados de su esposa, de 42 años, y su hija. La mujer yacía en el baño casi ahogada en su propia sangre, mientras que el cuerpo de la niña fue encontrada en un armario cubierto por una sábana. En su breve confesión, el hombre admitió que había asesinado a la pequeña porque fue testigo de la aniquilación de su madre. También admitió que trató de suicidarse, pero falló en su intento de ahorcarse.

«Los ataques fueron extremadamente brutales y siempre intentó destruir la cabeza de sus victimas», dijo Alois Lissi, director de la seguridad publica de Linz. «Encontramos varias cartas muy confusas en donde él intenta explicar y disculparse de sus asesinatos», añadió el oficial de la Policía, quien precisó que el criminal también confesó que había comprado el hacha -descubierta en el asiento trasero de su coche- para cometer los crímenes.