Dar la espalda al descenso

Dominada por levante y poniente, Cádiz es una veleta que se mueve al ritmo que marcan los vientos. Y el equipo es su reflejo pasional. La camiseta amarilla vuelve a ondear con energía tras varios meses arrugada y mancillada por la desidia.

Han cambiado los aires con una simple y sufrida victoria y por la llegada del nuevo comandante. Regresa la tranquilidad, el optimismo, la filosofía de vida que caracteriza a esta tierra.

El principal responsable, Raúl Procopio, está inculcando a su plantilla los valores que le hicieron grande como futbolista. Trabajo, intensidad, orden y garra. La improvisación sólo ha de llegar de mediocampo hacia adelante y de la mano de Natalio de Gustavo López. Los demás, a currar.

Realmente el del argentino ha sido el nombre propio de la semana. El cuervo arriesga su físico para poder jugar en Soria. Ha trabajado como una mula para recuperar una zurda de la que depende el destino amarillo, y será de la partida hasta que el cuerpo aguante. Gustavo estará arropado por compañeros que por fin se han puesto el disfraz de gladiador, justo cuando los leones comenzaban a mordisquear sus pezuñas.

Nueva filosofía

Los términos garra, intensidad y coraje recobran ahora toda su fuerza, dando la razón a los que antes hablaban de falta de actitud. La inferioridad numérica sacó como un exorcismo toda la rab ia que había dentro. Estos arrestos sirvieron para vencer al Albacete y salir de la quema. Pero con sólo eso, hoy no será suficiente.

Acecha el Numancia. El líder, el mejor equipo de Segunda. El que desmonta las teorías de que el dinero trae la felicidad. El conjunto rojillo es un bloque compacto que aventaja a los amarillos en ¿¿¿25 puntos!!! (más de la mitad de los que tienen los gaditanos) y con una única preocupación: fijar definitivamente la fecha de su regreso a Primera.

Es un cuadro rocoso pero con talento, equilibrio, sin alardes y sin fisuras. Peligroso en la estrategia, complicado por alto y por bajo, fuerte en defensa y demoledor en ataque. Parece una hazaña impensable para un Cádiz que la última vez que se fue de visita dejó una imagen patética.

Pero los de Procopio se aferran a dos circunstancias: la ausencia de Nagore, el alma numantina, y las cinco derrotas que ya han visto los Pajaritos. La escuadra castellana es más solvente como foráneo que en su domicilio.

Recuperados

Por suerte, Arconada recupera a los tocados Julio Álvarez, Carmelo y Bolo, un trío que convierte en temible la vanguardia soriana.

A fin de cuentas, y acabadas en cierto modo las urgencias (sólo basta con no estropear este colchón de siete puntos), los gaditanos llegan a Soria sin la presión de la victoria y la motivación de ganar al líder. Hay poco que perder después de todo lo que se ha perdido.

Más que a nivel colectivo, los exámenes comienzan a llegar de forma individual. Procopio ya cuenta con la ratificación hasta final de temporada pero quiere seguir durmiendo en este plácido sueño. El futuro proyecto aún no tiene a nadie en el banquillo.

Y hay futbolistas en la plantilla a los que no les salvará ni el contrato que tienen firmado. Casas, Parri, Nano, Yago o Kosowski deben demostrar que merecen vestir esta camiseta, Dani y Miguel convencer de que su futuro puede teñirse de amarillo, y los canteranos Fornell y Barreiro reconocer que la juventud es un grado que ya quisieran los veteranos.

César es la única ausencia debido a la expulsión sufrida ante el Albacete, y De la Cuesta suplirá su baja. El capitán no asaltará en su vuelta el nuevo doble pivote Miguel-Bezares, el menos utilizado pero que merece un voto de confianza. Enrique, Natalio, Gustavo López y Dani son los que deben complicar las cosas a la férrea defensa numantina.

Hoy es el día indicado para cerrar un annus horribili. Para dar la espalda al descenso y comenzar a pensar ya en el Cádiz del futuro. Porque el presente no merece más que hablar.

jaguilera@lavozdigital.es