Cartas

Nacionalismo andaluz

Llevo muchos años como diría Antonio Moreno, prestándole mi voto al PA. Creo en el nacionalismo andaluz como lo definió don Blas Infante, para sí, por España y la Humanidad; y por eso cada vez que las reglas democráticas me dan la oportunidad voto blanquiverde. He soportado como propias las travesías del desierto del andalucismo, las luchas cainitas y los trasvases de votos que siempre nos concedían un papel residual en donde realmente importaba nuestra presencia. Si bien los andalucistas hemos sido la llave del gobierno andaluz en más de una ocasión, ahora parece que algunos dirigentes han perdido el manojo y nos han cerrado las puertas. Por eso no puedo sino mostrar mi desacuerdo con las palabras pronunciadas en este medio por el alcalde de San Fernando, el señor Manuel María De Bernardo, llamando a la calma a los andalucistas e intentando justificar lo injustificable. La catarsis que sufre no ya unas siglas sino una filosofía como es el andalucismo, no es fruto de unas elecciones sino una suma de sumandos o la eterna gotita cayendo constantemente sobre la piedra, por citar otra vez a Moreno.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Que el andalucismo esté hoy hecho unos zorros no es fruto de la casualidad sino de las malas ¿políticas? empleadas por sus dirigentes. Para ejemplificar no me traslado a otros ámbitos, sino que me quedo en mi Isla que ilustra excelentemente la situación. En 2005, un Antonio Moreno en declive deja la alcaldía más importante del PA buscando una salida honrosa y merecida a su fulgurante carrera política. Su lugar lo ocupa el número dos de los andalucistas isleños, Manuel María De Bernardo que asume la alcaldía y la dirección del partido a nivel local manejando a su antojo a la secretaria de municipio, tal y como demuestra que le niega su presencia en las listas a las municipales de 2007 dándole como premio de consolación un caramelo envenenado: la gerencia de un centro comercial, del que, literalmente, la echan a los dos días.

De Bernardo ya la tiene liada internamente y se propone hacer lo propio institucionalmente. Contra todo pronóstico es incapaz de conseguir por méritos propio la alcaldía y se decide a pactar con el PP. Este giro a la derecha, consejo de su idolatrado Julián Álvarez, solo consigue enfadar a la militancia isleña. Pero al final no vienen en su auxilio los resultados y la esperanza de De Bernardo, centrada en las victorias de Rajoy y Arenas, se hunde en la miseria. Y con él los votos andalucistas. ¿Qué quiero decir con todo esto? Que en La Isla la caótica situación del andalucismo tiene nombre y apellidos. Y por el bien de todos debería ser el primero en coger el camino, marcharse y dejar que otros lo intenten. Estimado Manuel María, el mejor remedio para quitarle el pegamento al sillón que te ata a la alcaldía es la dignidad política.

Antonio Aparicio. San Fernando