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El Dalai rechaza el boicot a los Juegos Olímpicos para usarlos como presión a Pekín

Volviendo a demostrar su habilidad para gestionar la crisis de la revuelta en Tíbet, que ha reabierto el debate internacional sobre el problema de esta región ocupada por China, el Gobierno del Dalai Lama en el exilio rechazó ayer el boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín. Así lo había sugerido el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, pero el portavoz del Parlamento tibetano en el exilio, Karma Chophel, aseguró ante la Eurocámara de Bruselas que «las Olimpiadas deben continuar y celebrarse en China, pero debemos usarlas para presionar a su Gobierno».

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En su comparecencia ante el Parlamento Europeo, Chophel, un estrecho aliado del Dalai, explicó la situación en esta región del Himalaya y dejó clara la estrategia del exiliado Ejecutivo tibetano, que tiene su base en la ciudad india de Dharamsala. Tras conseguir que la comunidad internacional ponga sus ojos en los disturbios que estallaron en Lhasa el pasado día 14 y luego se propagaron a otras zonas de China con abundante población tibetana, los partidarios del Dalai Lama pretenden aprovechar el escaparate internacional de los Juegos para forzar la negociación con el régimen comunista.

Mientras, la agencia estatal de noticias Xinhua anunció que 660 personas, entre monjes y civiles tibetanos, se han entregado tras participar en la revuelta. Al mismo tiempo, se siguen produciendo otros disturbios en zonas tibetanas de la vecina provincia de Qinghai, pero el Ejército se está mostrando contundente a la hora de sofocar las protestas.