Nuria March en un desfile de moda | El Correo
ELLOS & ELLAS NURIA MARCH RELACIONES PÚBLICAS

«A la fama es mejor tenerle un poco de miedo»

«Soy una privilegiada porque veo joyas maravillosas y gente guapa y educada todo el día»

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En los ochenta fue maniquí y protagonista de un sinfín de anuncios televisivos. Pero sólo llegó a conocer el verdadero peso de la fama cuando se casó con Jaime Martínez-Bordíu. De eso hace ya tiempo. Y desde entonces, Nuria March, que tiene 41 años y un hijo de 8, ha demostrado sobradamante su escaso apego a la notoriedad. Profesional y discreta, esta madrileña, que nada tiene que ver con los famosos banqueros mallorquines, ha trabajado para marcas de lujo como Carolina Herrera y actualmente es relaciones públicas de la firma catalana de joyas Vasari. En lo personal, está en racha. Ha vuelto a rehacer su vida junto a José María Pasquín, con quien se casó hace cinco meses.

-¿Conocía el mundo de las joyas?

-Sólo como aficionada y como curiosa, de cuando fui estilista en Telva. Pero Vasari no es una joyería cualquiera. Tienen un diseño con muchísima personalidad y calidad. Llevan veinticinco años en esto y son muy innovadores. Son joyas manufacturadas, con diseño propio. Y hay piezas únicas y exclusivas.

-La imagen de la firma es Genoveva Casanova. ¿La conoce?

-Por supuesto. Y lo hace de maravilla. Ella tiene un gran corazón, es una bellísima persona y eso se refleja por fuera.

-Lleva muchos años en el mundo del lujo. ¿No teme perder el sentido de la realidad?

-Reconozco que soy una privilegiada, vivo rodeada de estética y lo adoro. Veo joyas maravillosas y gente guapa y educada todo el día. Pero también leo las noticias y estoy en el mundo.

-¿Hay susto en el sector del lujo por la crisis que se avecina?

-No, porque la crisis precisamente no llega hasta aquí. Afecta a los más desfavorecidos.

-Tiene mucho prestigio como relaciones públicas. ¿Hay que ser de una madera especial?

-Relaciones Públicas es un término que en Estados Unidos está mucho más valorado que en España. Pero aquí, poco a poco, ya se va entendiendo que es un trabajo que requiere experiencia. Y, por supuesto, seriedad. Yo, en realidad, soy técnico de empresas turísticas y mi labor de relaciones públicas se ha desarrollado después de muchos años trabajando en el mundo de la moda. Comencé como maniquí. No era modelo, era maniquí, un término que ya no existe.

-¿Cuál es la diferencia?

-Era modelo de pasarela, pero también existían entonces muchas casas de costura que fabricaban las colecciones sobre la maniquí, de ahí el nombre. Fue una época maravillosa, en la que había muchísimo dinero...

-Habla de los ochenta.

-Exacto. Fue cuando se produjo el gran desarrollo económico. Entonces se requería altura, y yo mido 1,78. Las maniquíes éramos muy pocas, trabajábamos todos los días y nos trataban como a reinas. Hubo una época en la que hice casi todos los anuncios de televisión. Los de leche Pascual, por ejemplo. Yo era una joven madre de familia que ponía el desayuno a mis niños.

-¿La reconocían por la calle?

-Qué va. Entonces no había tanta prensa del corazón. Éramos modelos anónimas que trabajábamos sin parar. Las top-models vinieron después. Pero las que nos forramos, sin perder el anonimato, fuimos nosotras.

-De usted se dice que no se ha aprovechado nunca de la fama.

-Es que la fama es un arma de doble filo. Es mejor tenerle un poco de miedo.

-Creo que su luna de miel no fue tan privada como deseaba...

-Nos hicieron un reportaje robado por culpa de la agencia de viajes, que nos jugó una mala pasada. Fue muy desagradable.

-¿Cómo ve a su ex marido, Jaime Martínez-Bordíu?

-De eso prefiero no hablar. Él tiene su vida, yo vivo la mía y no tengo nada que opinar sobre él. Mantenemos una relación muy enfocada al bienestar de nuestro hijo.

-¿Qué ha encontrado en José María Pasquín?

-A un hombre serio y trabajador.

-Veo que le importa la seriedad.

-Opino que pasar por la vida sin comprometerte con nadie ni con nada es muy egoísta. Y él es un hombre que se compromete en su vida con su trabajo, con sus hijos, con su familia... Cuando eres madre o padre no puedes hacer lo que te da la gana.

-Su marido también trabaja en el mundo de la moda. ¿Son una pareja muy fashion?

-En casa le damos a la moda la importancia que tiene. Lo justo. No hay que obsesionarse por la moda ni por el aspecto físico, porque hay que cultivarlo todo.

-¿Qué cosas le gusta cultivar?

-El corazón, la entrega a los demás, el sacrificio...

-¿Alguna causa en particular?

-He estado una temporada comprometida con el hospital San Juan de Dios.