PIONEROS. Referentes del after punk. / LA VOZ
Cultura

Vuelta a lo negro

La reunión de Bauhaus revela la dignidad de los fundadores del rock gótico

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Lo que actualmente se conoce como rock gótico no deja de ser un confuso conjuro donde se diluyen vestigios de black y death metal, trazas de sonido industrial y hasta residuos de seudo pop adolescente oscurecido. Pero, cerrando filas en torno a la coherencia, el rock gótico más oriundo debe tomarse como una herencia directa del after punk (rock siniestro se le llamó en España) surgido hacia 1980.

Dentro de ese marco histórico originario, quizá fueran los británicos Bauhaus (1978-1983) -nombre tomado de una corriente arquitectónica alemana fundada en 1919- quienes mejor supieron armonizar la simbología siniestra (ropas negras, melenas erizadas, bisutería cristiana) con el sonido enjuto y áspero que exigía su estética. Un sonido concertado entre el glam rock (registraron notables versiones del Ziggy Stardust de Bowie y el Telegram Sam de T. Rex), la corriente industrial, el dub y la vanguardia post punk. Y aunque sólo dejaran grabados cuatro álbumes de estudio y un directo, con su segundo disco Mask (1981) alcanzarían una de las cimas del género.

Bauhaus supieron, además, cómo armar una compleja y completa iconografía que fluía de las portadas de sus discos (muchas de ellas diseñadas por el guitarrista Daniel Ash) y de los títulos de unas canciones en los que se advertían su afición por la mística (Stigmata Martyr, God In An Alcove), el terror de serie B (Bela Lugosi's Dead, Man With the X-Ray Eyes) y los paisajes sombríos (Hollow Hills, Dark Entries). Go Away White (Cooking Vinyl-Discmedi, 2008) significa la vuelta discográfica de Bauhaus. Y, aunque ésta pueda encuadrarse dentro de la marea de regresos más o menos oportunistas que inunda el paisaje del rock actual, en su descargo es justo argumentar que los cuatro componentes del grupo (Peter Murphy , Daniel Ash, David J. y Kevin Haskins) no han dejado de seguir en activo desde su separación, tanto grabando discos en solitario, como al frente de nuevas bandas (Dali's Car, Tones on Tail, Love and Rockets) o, incluso, realizando varias giras de reunión desde 2005. Hechos que se perciben en un álbum que en absoluto desluce cuando se le compara con los discos de su etapa original: Go Away White es un trabajo más que digno que suena como directa continuación de aquel Burning From Inside (1983) con el que cerraran su carrera.

18 días

Grabado durante sólo 18 días y con los cuatro músicos juntos encerrados en una habitación, la mayoría de las diez canciones incluidas en el álbum son fruto de una primera toma, estimulados por un admirable acoplamiento que demuestra la claridad de ideas que ha presidido el reencuentro en el estudio. No es extraño, por tanto, que, a pesar de subsistir los lóbregos y catárticos códigos que caracterizaron al grupo en su etapa primigenia, el sonido de los nuevos Bauhaus muestre signos de una fructífera y espontánea renovación.