DESPEDIDA. Eduardo Zaplana expresa su deseo de ser un diputado raso esta legislatura. / IGNACIO GIL
ESPAÑA

Zaplana se bate en retirada y Gallardón confirma que se queda

El ex portavoz parlamentario del PP será diputado raso y el alcalde continuará para seguir el ejemplo de Rajoy «Es lo más sensato», argumentó el político valenciano sobre su decisión de abandonar la primera línea

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Cuando todavía no ha pasado una semana desde las elecciones generales, el PP se ve sacudido por los efectos de la onda expansiva de su derrota. El portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, se bate en retirada y anuncia que permanecerá en el Congreso como diputado raso. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, confirmó ayer jueves lo que ya anunció al comité ejecutivo de su partido el pasado martes y, en rueda de prensa, dijo que seguirá en la política activa y se mantendrá en el cargo para cumplir el mandato que le dieron los ciudadanos el pasado mes de mayo.

Zaplana escenificó su salida del primer plano de la política activa y anunció su pase a la reserva (será parlamentario de base) ante los periodistas, en las dependencias del grupo parlamentario popular en el Congreso, el mismo día y casi a la misma hora en que su jefe de filas se paseaba por Valencia con su adversario interno y sucesor en la Presidencia de la Generalitat, Francisco Camps, que es precisamente el barón autonómico con mayor influencia tras la noche electoral del 9 de marzo.

«Es lo más sensato», dijo el ex portavoz tras declarar públicamente su renuncia a repetir en el cargo. «Ni era lo más conveniente para mí ni a mí me apetecía», argumentó ante cámaras y micrófonos pero no aclaró si su abandono supondrá, más adelante, una marcha definitiva de la política. Zaplana sólo se decidió a dar este paso tras haber conversado con Mariano Rajoy, el pasado miércoles, sobre el futuro del nuevo grupo parlamentario. Ni el líder del partido le ofreció continuar ni Zaplana se lo pidió y tampoco optó a quedarse en cargos institucionales en la Mesa de la Cámara baja.

«Hay que saber quitarse de la primera fila cuando toca», comentó el político cartagenero, quien ya había adelantado la noticia a finales de la pasada legislatura al anunciar que no optaría a un segundo mandato tras los comicios. Fuentes populares aseguran que si el líder del partido no le propuso continuar fue porque ya conocía de antemano su decisión y explican que cuando se interesó por sus anhelos de futuro le respondió: «Yo no quiero nada».

Pero el ex presidente valenciano no se despidió de su jefe antes de darle su opinión sobre el perfil que deberá reunir su sucesor en el cargo y apuntar el nombre de algún candidato. Aunque no ha trascendido este dato, no es descabellado pensar que haya apoyado a Manuel Pizarro y rechazado a Esteban González Pons, que fue uno de sus más acérrimos enemigos en la disputa por el poder en el PP de Valencia.

Cuando Rajoy y Zaplana se distanciaron, poco antes de las elecciones municipales y autonómicas del pasado mes de mayo, el ariete del PP en el Congreso se acercó al sector que lidera Esperanza Aguirre para encontrar refugio en la organización de Madrid, al ser expulsado del territorio de la Comunidad Valenciana tras fracasar en su enfrentamiento con Camps. Fue entonces cuando supo que no seguiría. Si el PP ganaba, contaba con ser ministro de Rajoy y si perdía jugaría las cartas que le correspondieran en el nuevo reparto, convencido de que la derrota se llevaría por delante al candidato.

El anuncio de Gallardón

Cuando Zaplana anunciaba su retirada, a pocos metros del palacio de la carrera de San Jerónimo, en la plaza de Cibeles, el alcalde de Madrid acababa de explicar en una rueda de prensa que continuaría en la política activa. Fue la simple confirmación de lo que todos en el PP ya sabían -porque lo insinuó en el comité ejecutivo del martes- e incluso algo que siempre habían sospechado, a pesar de que Alberto Ruiz-Gallardón amenazó con irse, el pasado 15 de enero, cuando Rajoy lo excluyó de las listas de Madrid al Congreso.

«El ejercicio de responsabilidad» que hizo Mariano Rajoy al decidir continuar como líder, presentarse al congreso del PP y a las elecciones de 2012, le empujó al edil madrileño a continuar. Al menos, así lo argumentó ante los periodistas. Dijo que se siente en la obligación de asumir su responsabilidad y «seguir en el puesto que los madrileños me han dado en las elecciones». Y añadió que estará «a disposición del partido» y prestará un «apoyo no condicionado» a Rajoy.