DESORDEN. Los restos de obra y materiales son visibles en cualquier rincón del casco urbano.
Chiclana

Navidad entre escombros

Las obras de soterramiento del cableado eléctrico, del edificio consistorial y de varios solares del centro provocan molestias que preocupan a los comerciantes

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Chiclana sitiada. Ése podría ser el titular de la película que estos días se rueda en las principales calles y plazas de la localidad chiclanera a la vista de los numerosos edificios en obras, calles con zanjas abiertas y materiales acumulados sin orden ni concierto en plena vía pública.

Y es que, si nadie lo remedia (de momento el Consistorio tiene previsto suspender a lo largo de los próximos días algunas de las obras que dependen directamente de la administración local hasta después de las fiestas), las próximas serán una Navidad entre escombros.

Las obras de soterramiento del tendido eléctrico en calles como Vega o Corredera Baja, las obras de construcción de nuevos edificios de viviendas con garajes en viarios como Arroyuelo o Iro, o las obras que mantienen colapsada la otrora plaza de la Constitución para levantar el nuevo edificio consistorial, son culpables de que muchos chiclaneros estén confundiendo estos días las luces de navidad con palaustres y la decoración festiva con adoquines, ladrillos o cemento.

De momento los comerciantes, o mejor dicho la asociación que los representa, Adeco, no ha abierto la boca para quejarse. Está a la espera de ver qué ocurre y comprobar si en efecto la Delegación municipal de Vías y Obras que dirige Nicolás Aragón (PP) cumple con su promesa de dejar limpio el centro y sus calles para no estropear la campaña de mayores ventas del año a los tenderos.

En definitiva, la ciudad deberá asearse en profundidad para afrontar unas fechas en las que la afluencia de público al centro se triplica y en las que cabalgatas o actos navideños propiamente dichos deberán modificar su recorrido o lugares de celebración para adaptarse a una ciudad permanentemente en obras.

«Esto parece Madrid», exclamaba en privado recientemente incluso el poeta Luis Antonio de Villena, de visita en la localidad para participar en el Seminario Fernando Quiñones. Y es que Chiclana, sitiada por decenas obras de mayor o menor envergadura, lleva años soportando las molestias de las zanjas, los ruidos de las grúas y los desperdicios que dejan en el suelo las hormigoneras.

Menos mal, piensan algunos, que ya han abierto los nuevos centros comerciales de Las Albinas y de Arroyuelo Plaza. Lástima que en algunas de sus tiendas deban seguir conviviendo clientes y albañiles por no haberse terminado las cosas bien y a tiempo.

chiclana@lavozdigital.es