VETERANOS. Un 'viejo' socialista que seguirá, Alfonso Guerra, y uno que se va, Manuel Marín.
ESPAÑA

Zapatero consolida el relevo

El PSOE completará el cambio generacional en las listas de las próximas elecciones Piensa en Trinidad Jiménez, Elena Valenciano y Rafael Simancas para cubrir huecos de la vieja guardia

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José Luis Rodríguez Zapatero aprovechará las próximas elecciones generales para consolidar el reemplazo de la vieja guardia con un grupo parlamentario más a su medida. La marcha de históricos socialistas que a pesar de su bajo perfil se habían convertido en una rémora para la actual ejecutiva del partido abre camino a una generación de políticos que han crecido a la sombra del secretario general y a los que ahora se pretende dar más proyección. Varios de ellos tendrán cabida en la candidatura de Madrid, la más codiciada y más controlada en sus puestos clave por la dirección federal.

El encaje de bolillos en que se convierte la confección de listas en cada proceso electoral no ha hecho más que empezar y hasta diciembre no habrá nada definitivo. Pero la dirección del partido tiene algunas cosas claras: esta vez no habrá fichajes estrella, como ocurrió en 2004 y serán los ministros los que tiren del electorado en las provincias consideradas estratégicamente como prioritarias. La decisión deja en la lista de Madrid dos huecos: el de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y el de la titular de Medio Ambiente, Cristina Narbona.

Además, nadie cuenta ya con el ex presidente de la comunidad de Madrid Joaquín Leguina ni con su ancestral adversario en la antigua federación socialista madrileña, José Acosta. Líderes de corrientes opuestas (renovadores y guerristas) ambos se hicieron con un puesto en las listas de 2004 a pesar de su evidente falta de sintonía con el proyecto de Rodríguez Zapatero. En esta legislatura su papel ha sido insignificante, pero sus críticas, tanto públicas como internas, hacia la política llevada a cabo desde La Moncloa los ha hecho aún más antipáticos a los ojos de la dirección del PSOE.

Valores emergentes

A la creciente animadversión se une el hecho de que uno y otro hayan perdido los restos de influencia que aún conservaban en el PSM, como se puso de manifiesto en el Congreso de renovación celebrado tras el descalabro electoral en las autonómicas de mayo. Ahora, ellos mismos dan por sentado que su tiempo ha pasado y que, esta vez, no se les llamará. También quedará vacante el lugar que ocupó hace cuatro años el inmediato antecesor de Rodríguez Zapatero y hoy comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, que tiene intención de permanecer en su puesto al menos hasta el final de su mandato en 2009 y descarta volver a la política nacional.

Los huecos se llenarán, de acuerdo con fuentes de la formación, con dos mujeres de confianza para el presidente del Gobierno: la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, y la eurodiputada y secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, Elena Valenciano. Pese a estar muy involucradas en las líneas programáticas del partido que salió del XXXV Congreso socialista, ninguna de ellas había pisado hasta ahora la moqueta del Parlamento.

Se encontrará igualmente acomodo al defenestrado secretario general del PSM, Rafael Simancas. Su relación con el jefe del Ejecutivo no ha sido nunca especialmente fluida, pero según apuntan en la federación madrileña Rodríguez Zapatero se comprometió a colocarle en las listas al Congreso en compensación por su actitud colaboradora tras la hecatombe electoral sufrida en mayo, cuando accedió a dar paso a un nuevo secretario general. Menos clara parece, sin embargo, la ubicación de su segunda de a bordo, Ruth Porta. En la lista de Madrid repetirá como número dos uno de los grandes fichajes de la últimas elecciones, la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, y contará también con uno de los jóvenes valores al alza del partido, el portavoz en la comisión de Interior hombre de confianza de José Blanco, Antonio Hernando. En los pasados comicios ya formó parte de la candidatura madrileña, pero en la parte baja de la tabla. Ahora se pretende que ocupe un mejor puesto de salida.

Vuelco total

Con todo, la renovación general de las listas será en esta ocasión muy moderada. La dirección del partido recuerda que el verdadero vuelco se produjo en 2004 y asegura que los próximos movimientos tendrán más que ver con la ley natural que con un deseo de desplazar a nadie. «Dudo de que alguien se pueda quejar porque muchos de los que se opusieron con fiereza a la candidatura de José Luis ocupan hoy puestos clave; ahí están el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba o la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega -dice un fiel zapaterista-. No ha habido ánimo de revancha, pero estoy convencido de que si José Bono hubiera ganado, el comportamiento de nuestros mayores habría sido otro. Aún nos miran con desconfianza».

Lo cierto es que en el Congreso de los Diputados quedan pocos veteranos socialistas con solera. El presidente de la Cámara, Manuel Marín, ha tirado la toalla. Antes que él lo hizo Rafael Estrella, que se marchó a Argentina como embajador. Pero el que fuera vicepresidente, Alfonso Guerra, seguirá y encabezará la candidatura de Sevilla. Y los antiguos secretarios de Organización el vasco José María Benegas y el valenciano Cipriá Ciscar se quedarán si así lo desean, según informaron fuentes del propio partido, en virtud de un pacto no escrito que los protege como ex responsables del aparato del partido.