Maquinistas en huelga. / AP
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Los maquinistas alemanes exigen una oferta el lunes para no volver a parar

La huelga decretada por el pequeño pero poderoso sindicato de maquinistas GDL duró tres días, causó el caos en el transporte ferroviario de pasajeros, atemorizó al comercio minorista, provocó miedo en los grandes puertos del país y obligó a la exquisita fábrica de automóviles Audi a cerrar su planta de Bruselas hasta el próximo lunes ante la falta de componentes de carrocerías.

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La huelga terminó hoy a las dos de la madrugada, pero antes de que la normalidad regresara al país, alterada desde la tarde del miércoles pasado, el sindicato se atrevió a lanzar un nuevo ultimátum a la empresa de ferrocarriles germana, Deutsche Bahn. «Si en el curso del lunes no recibimos otra oferta, habrá un nuevo paro», anunció el vicepresidente del sindicato, Claus Weselsky, quien no volvió a mencionar la palabra «indefinida» como había hecho en la víspera, cuando amenazó con una huelga que podría durar hasta las navidades.

La empresa aún no ha dado señales de querer regresar a la mesa de negociaciones y tampoco parece dispuesta a acceder a las demandas del sindicato. Pero una silenciosa y eficaz presión de parte de uno de los sectores claves de la economía germana, la industria del automóvil, podría surtir efecto antes de lo esperado. Aunque la acción de protesta no causó graves trastornos en las grandes fábricas -salvo el cierre de la planta de Audi en Bruselas- BMW, VW y Mercedes Benz temen que la producción podría verse alterada si la huelga vuelve paralizar la próxima semana el tráfico de trenes de mercancías.

Las consecuencias de un nuevo conflicto laboral las vivieron ayer cientos de trabajadores en el puerto de Hamburgo, donde más de la mitad de los viajes de trenes que llegan a la segunda terminal marítima para descargar y cargar fueron cancelados.

La Cámara de Comercio alemana también alzó su voz para advertir sobre las consecuencias que podría tener un nuevo paro en el sector ferroviario. «Las estanterías podrían quedar vacías en plena Navidad», dijo un portavoz en Berlín. El comercio minorista tuvo un jueves y un viernes negros, con una bajaba considerable en las ventas.