Editorial

Los planes de formación llegan tarde

La noticia de que la industria auxiliar de Navantia tendrá que buscar fuera de la provincia a trabajadores para cubrir 1.000 nuevos empleos debido a la falta de mano de obra cualificada es un golpe muy duro para la moral de una sociedad azotada por el paro, con más de 103.000 inscritos en las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo y sumida actualmente en una crisis por el reciente cierre de Delphi. La Junta de Andalucia y los propios sindicatos deben hacer un ejercicio de autocrítica para evitar que una situación así pueda repetirse en el futuro. El retraso en la puesta en marcha de los planes de formación anunciados en junio y la falta de eficacia tras la última reconversión del sector naval son las causas de este despropósito que nunca se puede justificar, como algunos intentan hacerlo ahora, en que no se esperaba que Navantia tuviese tan pronto un incremento elevado de su carga de trabajo y, por tanto, de la necesidad de nuevos contratos.

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Es preciso que desde la Consejería de Empleo se demuestre capacidad de reacción para intentar absorber en los próximos meses la demanda de trabajo por parte de Navantia y que la Bahía no vuelva a perder una oportunidad. La Junta de Andalucía anuncia que realizará la inversión que sea necesaria, siempre y cuando la compañía naval le garantice la realización de esos contratos. Al margen de la buena intención del Ejecutivo autonómico, parece evidente que las cosas se deben realizar con mayor previsión y en coordinación con las grandes factorías de la provincia. Hace tiempo que oímos hablar de la adaptación del mercado laboral a la demanda y se suponía que el discurso público había sido llevado a la práctica, pero los hechos evidencian que los desajustes permanecen y que la detectada disfunción no ha sido resuelta, pese a los planes aprobados y los fondos invertidos. De otra forma es imposible luchar contra el desempleo y hacer frente a las exigencias de un sector que requiere una constante formación y especialización en su mano de obra.

Entrar ahora en un debate político sería igualmente absurdo, aunque sí parece conveniente analizar cuáles han sido los errores. Esta situación es una severa llamada de atención a los poderes públicos justo un día después de la presentación del Plan de Reindustrialización y de la inversión millonaria en nuevos proyectos. Sería un desatino que este crecimiento industrial se tuviera que nutrir de trabajadores de fuera de la Bahía porque la planificación y desarrollo de los planes de formación no sepan captar las necesidades de estas empresas y que la bolsa de paro gaditano siga sin disminuir.