Varias chicas 'se pelean' por una prenda en Columela.
Sociedad

Maniquíes en miniatura

La imagen de la adolescente tímida ha pasado a la historia también en la provincia; ahora, asaltan las tiendas en busca de las últimas tendencias

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Si Vladimir Nabokov levantara la cabeza y decidiera escribir de nuevo una de sus obras cumbres, Lolita, tendría en la calle Columela de Cádiz -por elegir alguna zona comercial de toda la provincia- un universo vivo de inspiración. Las adolescentes del siglo XXI han destrozado ese esteorotipo ochentero de niña en la edad del pavo con aparato dental, granos y risa continua. Ahora, las niñas bonitas van a la última, pisan seguro entre escaparates, no se les escapa ni una ganga, y palabras como vintage, baby doll, o kitch son el inglés que mejor manejan.

Cintia, Fany, Lupe, Lucía y Luisa son claros ejemplos de esta nueva especie de lolitas. Es la una de la tarde. No hay instituto y es la ocasión perfecta para irse de tiendas. Se mueven con soltura entre los montones de ropa y percheros que llenan una de las firmas de más éxito entre las jóvenes. El grupo ha quedado en la tienda Breshka de El Palillero para comprarle un regalo de cumpleaños a una amiga. Pero, como era de esperar, alguna ya ha encontrado el próximo fichaje para su fondo de armario. «Me encanta mirar. Lo malo es que no tengo tanto dinero para comprarme lo que me gusta», confiesa la joven Cintia entre letreros de ofertas.

Unos minutos junto a ellas es suficiente para darse cuenta del interés que tienen esta adolescentes por ir a la última. Las bailarinas -de tendencia desde la pasada temporada- asoman por debajo de sus pantalones vaqueros, y, en sus bolsos y peinados no falta un toque o broche fashion. «Nos fijamos bastante en las dependientas», aseguran. «Yo también miro mucho a la gente por la calle. Cuando veo que llevan algo que me gusta, lo busco después en la tienda. Eso me pasó con los cagaos», afirma otra de las jóvenes al referirse a los pantalones estilo rappers que también están de moda esta temporada.

«Me quiero comprar unos pitillos, unas botitas bajas y un jersey de rombos de pico», enumera Loli su próxima lista de la compra. «Los rombos antes eran de pijos pero ahora están de moda y nos gusta llevarlos», afirma la quinceañera sin miedo a confesar que es una fashion victim. Es tanto el gusto que estas jóvenes tienen por las tendencias que visten las modelos que, durante la semana, ya perpetran su plan. «En clase muchas veces dibujamos los conjuntos que nos queremos poner el fin de semana. El viernes ya sabemos lo que nos vamos a poner ese día y la noche siguiente», explican.

En esos patrones espontáneos no faltan los minishorts, los abrigos baby doll, las camisetas coloristas, los minijerseys o los petos, que ahora llenan las tiendas y que visten en blanco y negro en las fotos sus propias madres.

Vestidas para la noche

«¿Claro, nos gusta que nos miren los niños!. Y también, cuando nos vestimos pensamos en estar atractivas para ligar», aseguran estas maniquíes del asfalto gaditano. «A mí me gusta transmitir lo que soy yo», afirma otra de las lolitas que considera que también hay que vestir con personalidad y siempre de acuerdo a tu fisonomía. «No me gusta tampoco ir como una payasa», matiza.

Las jóvenes siguen en busca del mejor regalo para su amiga. Un jersey de rombos parece ser la elección final. «Yo creo que le puede gustar», dicen con cierta duda. «Bueno... y si le compramos ésta», advierte otra de las clientas agarrando una camiseta de tendencia de manga tres cuartos. «No, esto se lleva más», sentencian. «Con mis amigas sólo vengo a mirar. Con ellas no puedo comprar», explica Lupe. «Cada una te da una opinión diferente y, al final te crean más dudas que si vienes con tu madre».

El encargado de la tienda, Enrique Kieslich, confirma la existencia en Cádiz de las lolitas del siglo XXI. «Es verdad que las adolescentes de ahora tienen más interés y gusto por la moda que las de hace unos años. Las niñas de 15 ó 16 años ya se ponen tacones con pitillos sin problemas, intentan aparentar más edad de la que tienen, incluso, se maquillan más».

Las chicas han conseguido su objetivo. Bolsa en mano abandonan la tienda con la intención de volver pronto. «¿Qué botas más chulas!», exclama una de ellas un paso antes de pisar la calle.

malmagro@lavozdigital.es