ESPAÑA

La resolución descarta la 'teoría de la conspiración'

Defiende «lo escrupuloso de la actuación policial» y destaca que «ninguna prueba» avala esa tesis

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Ninguna de las pruebas practicadas en el juicio del 11-M avala la tesis de que ETA pudo estar relacionada con la masacre. Han sido tres años y siete meses de continuos ataques a la investigación del juez Juan del Olmo, de insidias sobre el comportamiento de las fuerzas de seguridad, de intentos de deslegitimar el resultado ofrecido por las urnas el 14 de marzo de 2004. Ayer, la Audiencia Nacional desveló el sustento de la conocida como 'teoría de la conspiración': la nada más absoluta.

La supuesta conexión etarra ha sido un argumento recurrente que ha copado titulares, espacios radiofónicos y el debate político a lo largo de la legislatura. Pero es tal el desprecio del tribunal a esta tesis, que en la sentencia no gasta ni siquiera una línea en el ex director general de la Policía Agustín Díaz de Mera, que anunció la existencia de un informe policial que señalaba a ETA como autora. Pese a que alguna defensa pidió que fuese investigado por mentir en el juicio, la sala se conforma con el proceso por desobediencia que le abrió.

Cadena de custodia

Los partidarios de esta teoría detectaron agujeros en la versión oficial desde el primer momento, desde el descubrimiento aquella misma mañana de la Renault Kangoo usada por los terroristas. Los agentes que la revisaron frente a la estación de Alcalá de Henares no encontraron nada raro, pero en el registro realizado horas después en dependencias policiales aparecieron detonadores, restos de dinamita y una cinta con cantos coránicos. Acaso, insinuaron, porque alguien los puso allí con fines espurios. Falso. El tribunal rechaza toda sospecha y defiende «lo escrupuloso de la actuación policial», que en el lugar de los hechos se limitó a comprobar que la furgoneta no representaba un peligro y que cualquier prueba que pudiese contener quedaba a buen recaudo. La cadena de custodia quedó asegurada «pues desde Alcalá de Henares a las dependencias policiales de Canillas en Madrid la furgoneta es transportada por una grúa que va escoltada por un coche de la policía».

También alguien pudo llevar hasta la comisaría de Vallecas la mochila-bomba que, desactivada aquella madrugada en el cercano parque de Azorín, fue el hilo que permitió deshacer la madeja de la autoría de la masacre. Varias defensas, apoyadas en informaciones periodísticas, alegaron que si se consideraba inútil como prueba ese artefacto, todo el proceso quedaba destruido.

Leganés

Nuevo rechazo judicial. «Las partes mezclan en 'totum revolutum' la cadena de custodia con la insinuación de que la bolsa con explosivo no estaba en realidad en el tren que explosiona en El Pozo y con la valoración de la prueba y consiguiente credibilidad de la misma en orden a formar la convicción del tribunal», entiende la sala, que considera vano el intento porque «los tribunales no pueden atender a especulaciones que no aportan el más mínimo indicio».

Como una de las pruebas que señalaba a los procesados era el explosivo utilizado, los defensores de la 'teoría de la conspiración' recordaron que la aparición de nitroglicerina en la muestra 'M1' procedente del 'foco 3' de la estación de El Pozo permitía intuir la intervención de un segundo grupo de autores en la masacre, o al menos de un segundo proveedor de la célula sospechosa. Una vez más, debate fútil: el tribunal considera probado que en todos los casos aparecen componentes de la 'goma 2 ECO', lo que indica que esta dinamita estuvo presente en todos los escenarios, si bien no se puede descartar la presencia de otras marcas de dinamita, hipótesis que no desvirtúa la principal: que todo o gran parte del explosivo utilizado proviene de Mina Conchita.

La 'teoría de la conspiración' también se alimentó de un argumento delirante: los sucesos de Leganés fueron un montaje policial y su objetivo era encubrir la muerte de siete inocentes, cuyos cadáveres congelados fueron trasladados al piso de la localidad madrileña para que la voladura del inmueble y el bulo de su suicidio les convirtiese en falsos responsables de los atentados contra los trenes y tapar así la autoría etarra.

José Luis Abascal, abogado de Jamal Zougam y Basel Ghalyoun, pidió la anulación de las autopsias practicadas a los cadáveres de los 'yihadistas' y la absolución de sus clientes. «El argumento es falaz y parte de premisas falsas, con lo que la conclusión es, necesariamente, errónea», reprocha la sentencia.

Las supuestas relaciones entre presos de la banda y radicales islámicos, también quedan desmontados en el fallo. «Ninguna de estas pruebas, sometidas a contradicción en el plenario, avala la tesis alternativa de la defensa», concluye la Audiencia Nacional.