MUNDO

Aliados por pura conveniencia

La revolución bolchevique de 1917 en Rusia y la posterior aparición del Tudeh, el Partido Comunista persa, es el verdadero punto de partida en las relaciones entre los dos pueblos. Es desde entonces cuando surge en la URSS una nutrida colonia de revolucionarios que intentan sin éxito extender a su patria la experiencia marxista-leninista. Durante la II Guerra Mundial, el Ejército Rojo y el británico ocupan Irán para repartirse su petróleo. Stalin protagonizó entonces un nuevo intento de implantar el comunismo en el país centroasiático, pero terminó por renunciar para no provocar una guerra con EE UU.

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Pese a su proximidad geográfica, URSS e Irán, países ribereños del Caspio, vivieron de espaldas durante tres décadas. Hasta 1974, cuando el sha de Persia visitó Moscú. Apenas habían comenzado a recomponerse las relaciones, cuando la revolución iraní de 1979 instaló en el poder un régimen islámico.

Luna de miel

La amistad con un régimen ateo era inadmisible para los ayatolás. El deshielo llegó tras la desintegración de la URSS. Ambos países sellaron una alianza en 1995. Dos años después, llegaba a Moscú el primer presidente de la República Islámica, Mohamed Jatamí, considerado un reformista. Pero la verdadera luna de miel entre los dos estados comenzó con la llegada al poder de Vladimir Putin.