Griezmann, que no celebró su gol, recibe la felicitación de sus compañeros
Griezmann, que no celebró su gol, recibe la felicitación de sus compañeros - REUTERS
Real Sociedad-Atlético

Griezmann pide perdón por su genialidad

El Atlético gana 0-2 en Anoeta con golazo del delantero francés, que no lo celebra ante su exafición, y de Carrasco en un final volcánico

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El gol de la jornada no tuvo celebración. Cosas del artículo 7 de la ley no escrita del fútbol: si un jugador hace sangre con su exequipo, tiene que ensayar un rictus grave, casi melancólico, un gesto de perdón a la grada, aunque el delantero en cuestión haya sido como «Relámpago» Bolt en una final de 100 metros lisos, superado a los defensas rivales, salido un poco trastabillado y enviado el balón, con suave vaselina, por encima del portero. Da lo mismo que el resto de la tropa venga a festejar.

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En el «brete» de marcar a la Real Sociedad se vio Griezmann, uno de los jugadores más en forma de este primer tercio de campeonato.

Fue después de repartir abrazos en el túnel de vestuarios con sus excompañeros y aplaudir a su exafición. Apenas habían transcurrido diez minutos de juego y el Atlético robó un balón, Tiago lanzó al incontenible francés, y éste retrató a Illarramendi, Reyes e Íñigo Martínez, que se quedaron como que no se lo creían, antes de ejecutar una maravilla y mostrar sus condolencias al respetable.

Después de la bofetada, los donostiarras se apropiaron del balón, en realidad un viaje a ninguna parte, porque el Atlético tenía el partido donde quería. Con sucesivos rompeolas no consintió que su rival llegara con claridad a su área y amenazó con repetir la arrancada de Griezmann. Aunque no todo fueron buenas noticias para el grupo de Simeone. Mediada la primera parte ya había recibido tres tarjetas. El árbitro había cogido la matrícula a los centrales, a Godín con severidad excesiva. Filipe Luis recogería su recado tras el descanso. Iglesias Villanueva también miró en la otra dirección y no se lo pensó dos veces a la hora de amonestar a los jugadores blanquiazules.

Volvía Koke al once de su equipo, pero el vallecano no acaba de arrancar. Contrasta su inicio con el de Gabi, que vuelve a ser el futbolista fiable de hace dos campañas. En el bando contrario, Illarramendi no demostró la jerarquía que tenía antes de su paso por el Real Madrid. Mucho mejor Canales, que empieza a mostrar las maneras que también sedujeron en su día a los técnicos de Chamartín.

La segunda mitad arrancó torpona, con la pelota malquerida, y los minutos no mejoraron el panorama. Esto no es algo que preocupe al Atlético, cuya sobriedad y paciencia le bastaron. La Real perdió chispa y tuvo en los disparos lejanos y los saques de esquina sus mejores opciones para empatar. En uno de ellos, Jackson estuvo a punto de marcar en propia puerta. Ni el colombiano ni Correa fueron más allá de la disciplina defensiva y, cuando se les gripó el motor, fueron sustituidos por Carrasco y Torres, que tenían algo que decir.

Saúl robó el balón a Carlos Vela y remató para el 0-2, pero Rulli respondió muy bien. Reyes recibió dos tarjetas en un santiamén, pero la traca final estaba por llegar. Tras una jugada muy polémica en el área del Atlético, con posible derribo de Giménez a Jonathas, Torres montó la contra, cedió a Carrasco y tras un vertiginoso sprint llegó la sentencia. Las protestas de los jugadores locales acabaron con chaparrón de tarjetas y una nueva expulsión, la de Jonathas. Fue el colofón de una función que tuvo en la genialidad y el perdón de Griezmann su imagen más perdurable. El francés fue sustituido en los últimos minutos y arrancó más aplausos que pitos. El Atlético, sin alardes, sigue la estela de los primeros, y la Real no acaba de espabilar.

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