Griezmann celebra con sus compañeros el gol de la victoria
Griezmann celebra con sus compañeros el gol de la victoria - EFE
liga bbva / jornada 1ª

Anodina función en el Calderón

El Atlético gana en su debut liguero a un aseado Las Palmas con un solitario gol de Griezmann y fútbol muy escaso

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Atlético190Las Palmas

La tarde en que se abrió el telón de la 15-16 en el Calderón transcurrió con cierta placidez a pesar de la cortedad del resultado y un susto postrero que abortó Oblak. Plácida la temperatura después de las tormentas; plácido el recibimiento a los héroes locales y foráneos (la Unión Deportiva Las Palmas regresaba a su histórico hábitat, y un puñado de hinchas saludó a los jugadores de amarillo integral al grito de “pío, pío”); plácido el partido, porque el quinto proyecto de Simeone no tuvo demasiados problemas en sumar al zurrón sus primeros tres puntos de una Liga en la que arranca con disimulo, entonando su particular “pío, pío”, vigente su discurso de que se juega los cuartos con Sevilla y Valencia.

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No fue una función para tirar cohetes, aunque a la parroquia le bastó por ahora. Dispuso el técnico argentino un once que apunta a titular, con Óliver intentando hacerse un sitio en el santoral rojiblanco cuanto antes, pero con mucha pólvora en el banquillo (Vietto, Correa, Torres, Saúl, Raúl García), y algún fichaje fuera de la convocatoria (Carrasco). Tendrá que lidiar el jefe del vestuario con la impaciencia de todos ellos.

Koke empezó por banda izquierda como solía, con Óliver ejerciendo de Arda sin ser Arda. El canterano se ha hecho un hombre en Oporto, pero aún le falta un hervor para hacer olvidar al turco. Con el 10 a la espalda, hábil y rápido en el recorte, trató de asociarse por banda derecha con el experimentado Juanfran. Por ahí llegó el caudal ofensivo del Atlético en el arranque del encuentro, pero el asunto se enfrió y Simeone le cambió de carril, trasladando a Koke al mediocentro y a Gabi a la derecha. Una permuta que llamó la atención, como si el equipo aún no se hubiera quitado el traje de pretemporada.

El conjunto canario se movió con cierta comodidad, bien plantado en el campo, hasta que llegó el gol, obra de Griezmann. El mejor de la pasada temporada se reservó el privilegio de abrir el melón en esta. No fue en una de sus habilidades conocidas, sino en el lanzamiento de un libre directo. El balón rozó en la barrera y despistó a Raúl, que de todos modos seguro que se quedó con remordimientos.

La primera parte llegó a su término con poca cosa más de mención (un disparo de Griezmann, siempre el francés, con réplica esta vez del portero), y con Jackson Martínez, el sustituto de Mandzukic, viviendo en el anonimato, un lujo peligroso si echa un vistazo a la lista de espera. El público, por si acaso, empezó a corear a Fernando Torres al inicio de la segunda mitad. Salió el tipo más adorado en el Manzanares a falta de media hora para la conclusión, pero fue la irrupción de Correa por Óliver la que animó de verdad el cotarro.

Le faltó a Las Palmas más atrevimiento para tratar de revertir la situación. No fueron capaces los amarillos de rematar con peligro hasta el minuto 58: el cabezazo de David Simón se fue al larguero. La gran ocasión llegó poco después, en un córner lanzado hacia el primer palo; el balón tocó en Torres y cuando parecía inevitable el gol apareció la mano salvadora de Oblak. Para la grada fue grato el reencuentro con Filipe Luis, que volvió a ser el fiable y atacante lateral de siempre. Y con un disparo de Koke al poste se llegó al final de este entremés. Sevilla y Barcelona esperan, palabras mucho mayores.

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