Los retos para 2020. Análisis
El cambio andaluz se asienta en una España inestable
La palabra «confrontación» opta a ser la más usada durante el año 2020 en un escenario político, social y económico cada vez más extraño
El nuevo año 2020 promete ser el periodo en el que verdaderamente Andalucía interiorice su cambio político. El pasado fue año para el largo y complicado aterrizaje del actual Gobierno andaluz al que ya no se podrá calificar de «nuevo». Prueba del interés de los actuales inquilinos de San Telmo por extender la sensación del cambio entre los andaluces es la próxima presentación de un nuevo logotipo de la Junta de Andalucía, símbolo que identificará la acción del Ejecutivo de PPy Ciudadanos a partir del próximo 28 de febrero, conmemoración, no menos simbólica, del 40 aniversario del estatuto de Andalucía.
En la agenda política de 2020 también está subrayada la palabra «auditoría». A partir del segundo semestre se irán conociendo las conclusiones de las auditorías externas encargadas por la Junta para conocer la eficacia real del conglomerado de entes instrumentales de la administración paralela. Las decisiones que se tomen a partir de ese momento marcarán las dimensiones de ese cambio político por su efecto sobre la mastodóntica estructura administrativa de la Junta que modelaron durante casi cuatro décadas los sucesivos gobiernos socialistas. El Gobierno andaluz tendrá que decidir si adelgaza o redistribuye la nómina del capítulo de personal con la consiguiente respuesta de los sindicatos.
El déficit
La otra palabra subrayada en rojo en la Consejería de Hacienda es «déficit». Marzo nos traerá el dato provisional sobre el cumplimiento o no de la cifra que determina si Andalucía sigue adherida al sistema de financiación vía Fondo de Liquidez Autonómico de las comunidades que incumplan el objetivo de déficit o puede recurrir a la financiación mixta en los mercados. Hacienda trabaja en una salida que permita cuadrar cuentas para evitar la emboscada que espera del Ministerio de Hacienda , convertido en primera referencia de la política de confrontación, palabra que tiene todas las posibilidades de convertirse en las más usada de 2020.
Este 2020 habrá de nuevo cursos de formación para enjugar uno de los déficits más alarmantes en materia laboral
Porque Andalucía está llamada a ser el contrapeso del Gobierno que se gesta este fin de semana en el Congreso de los Diputados tras la alianza de investidura del PSOE con Podemos y los partidos independentistas y regionalistas . Los líderes andaluces de PPy Ciudadanos ya lo han expresado, Andalucía va a ser muro de contención del experimento político de Pedro Sánchez y el escaparate del modelo liberal que le ha permitido cerrar 2019 con un incremento exponencial de la inversión extranjera y como la comunidad que lideró la bajada del paro en una España que muestras síntomas de desaceleración económica. Una política de empleo que contará además este 2020 de nuevo con cursos de formación para enjugar uno de los déficits más alarmantes en materia laboral.
Palos en la rueda
Estos ejemplos, junto a la estabilidad que proporciona un Ejecutivo de coalición sin fisuras, serán la base del discurso del presidente Moreno en el Debate del Estado de la Comunidad que se celebrará a finales de enero.
El temor de los dirigentes del Gobierno andaluz es que será objetivo prioritario de todo tipo de trabas desde La Moncloa si es que fragua el gobierno Sánchez. La «intervención» de las cuentas el pasado diciembre ya se consideró un «ataque frontal» del Ejecutivo en funciones hacia Andalucía. Ahora se espera una escalada en la ofensiva ante los datos positivos de la recuperación económica en la región y un ataque directo a las políticas que atraen la inversión como la bajada de la presión fiscal. No se descarta que el nuevo Gobierno, si lo hay, imponga un nuevo modelo impositivo unificado que dé al traste con la supresión del impuesto de Sucesiones y Donaciones, uno de los referentes de las políticas de los gobiernos autonómicos de Madrid y Andalucía.
Equilibrio territorial
Andalucía, además, pierde en el contexto de las alianzas que tienen que contentar a los partidos independentistas. Denunciar la brecha en el equilibrio territorial nacional va a ser una constante a partir de ahora. Como reivindicar la reunión del consejo de política fiscal, que no se convoca desde hace 17 meses, para definir un modelo igualitario del reparto de los fondos del Estado entre comunidades. Una tarea nada fácil en la actual coyuntura política.
Entretanto, Andalucía seguirá reclamando al Gobierno el pago de los 537 millones pendientes de la liquidación del IVAy los 4.000 millones en los que el Parlamento valoró la infrafinanciación de los servicios públicos de la comunidad. Fue una reivindicación que hicieron suya todos los partidos de la Cámara en la anterior Legislatura, a excepción de Ciudadanos, y que encabezó el PSOEde Susana Díaz y de la exconsejera María Jesús Montero. De repetir como ministra de Hacienda, tendrá muy difícil justificar ante los andaluces que no cumple con aquello que exigió en su día.
Oposición encorsetada
Es solo un ejemplo de tantas contradicciones a las que se enfrenta el PSOE andaluz en su labor de oposición. Está preso de los planteamientos de su actual secretaria general, Susana Díaz, que siempre fue contraria a pactar con Podemos y hasta hace pocos meses se postulaba como enemiga acérrima de contubernios con independentistas hasta caer en el elocuente silencio que ahora sostiene para demostrar docilidad ante el sanchismo. No parece que Díaz pueda ser la mejor agente de ventas del Gobierno de Sánchez e Iglesias. Por eso 2020 se plantea como año clave para un cambio de liderazgo en el PSOE andaluz algo de lo que sin duda se hablará una vez conformado el Gobierno en Madrid. Todo depende de lo que ocurra en el Congreso durante la investidura. Un nuevo fracaso de Sánchez cambia todo el panorama. Obligará a volver a las urnas en marzo , someterá a la Junta a otro estrés electoral, el cuarto desde que hace un año tomó posesión y dará tiempo a las líderes del PSOE-Ay Adelante Andalucía para rearmarse.
La corrupción
Con toda seguridad, 2020 será otro año de hiperactividad en los juzgados a cuenta de la corrupción. En este año se conocerá la decisión judicial con respecto a la imputación del secretario general del PSOE de Huelva y presidente de la Diputación Javier Caraballo a cuenta del «caso Aljaraque» , que podría obligarle a dimitir de ambos cargos. Se conocerá la apertura de juicio oral por el escándalo de los cursos que afecta a UGTy se espera la primera sentencia de las piezas del «caso Invercaria».
En cuanto a los ERE, el juez sustituto, José Ignacio Vilaplana seguirá elevando piezas a la Audiencia, mientras la juez titular, María Núñez, sigue de baja y a la espera de la decisión que adopte el Consejo del Poder Judicial sobre la denuncia de los fiscales anticorrupción. Es posible que se celebre juicio de la primera de las más de ciento ochenta piezas desgajadas, tantas como empresas se beneficiaron de forma irregular de las ayudas. Al Tribunal Supremo llegarán los recursos de los expresidentes y ex altos cargos condenados en la pieza política, si bien es poco probable que el Alto Tribunal resuelva en los próximos doce meses.
En primera instancia continuará la investigación de las piezas sobre Delphi y las empresas del exconsejero Ojeda, así como el «caso Faffe», pendiente de informes de la Guardia Civil. El espinoso asunto del pago con dinero público en prostíbulos y el enchufismo en la Fundación para el Fomento del Empleo , seguirá acaparando interés en la comisión de investigación del Parlamento a la que volverán Susana Díaz y los exconsejeros que eludieron la primera citación.
La Fiscalía tendrá que determinar si hay materia penal para seguir adelante con la denuncia sobre la desaparición de un millón de vacunas en el Servicio Andaluz de Salud y continuará la instrucción del «caso Magrudis». Por cierto, que este enero expertos evaluarán en un simposio en Sevilla el abordaje que hizo la Junta del brote de la listeriosis, un suceso de 2019 que sigue dando que hablar este año.
