Así suenan los Patios de Córdoba

Cruzar el umbral de un patio cordobés es toda una experiencia sensorial . Aunque la vista es la primera que se deleita con la explosión de colores que resalta en las paredes encaladas, otros sentidos se ven sacudidos en estos recintos cargados de magia.

Los olores de gitanillas, claveles y geranios, que engalanan arriates y macetas, transportan al visitante a un campo de flores, lejos de toques de queda y cierres perimetrales.

Si te tiene la suerte de entrar en un patio de Córdoba cuando el bullicio está lejos (algo harto complicado en mayo), el silencio recogido, roto, en algunos casos, por el trinar de algún pájaro o el sonido del agua de una fuente enclavada en el recinto, puede regalar un momento de quietud en estos tiempos de pandemia.

Estos recintos, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, bullen estos días y con el trasiego es más difícil percibir cada detalle. Pero merece la pena cruzar el zaguán de estas casas para probar suerte y adentrarse en estos patios de las sensaciones .