Rafael González - La cera que arde

Esta obra es mía

La alta política se dirime en el tuiter o el feisbuc y ya hasta Andrés Lorite me saca unos vídeos que para qué

Rafael González
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ATENCIÓN: vienen obras. Zona Capitulares y adyacentes, cuerpo a tierra, salgan con las tarjetas ACIRE en la boca, las manos en alto, los pantalones bajados para las correspondientes denuncias, y que se preparen los vecinos que van a ser semipeatonalizados, esto es, peatonalizados con riesgo a atropello sostenible, como en Gran Capitán. En Gran Capitán, además puedes tener la fortuna de ser atropellado por un vehículo de alta gama como corresponde a la zona y a la Delegación de Hacienda sita en dicha avenida, así como los liberados sindicales que comparten edificio con la patronal. El mandato de Nieto proyectó estas obras y ahora sus peones la reclaman para sí. Se han ensalzado en las redes sociales en una campaña de «hashtags» y «likes» para defender que la obra de Capitulares es de ellos.

La alta política se dirime, como podemos comprobar cada día, en el tuiter o el feisbuc y ya hasta Andrés Lorite me saca unos vídeos que para qué. Que conste que a mi Lorite me parece de los más televisivo de los populares cordobeses y creo que se ha incorporado tarde a esta cosa digital, lo que nos ha ahorrado, por otra parte, lo que nos ha regalado en sus ruedas de prensa, que es mucho. Muchos minutos. Profusas declaraciones para unos tiempos en que la brevedad es ley y también defecto en la comunicación. Ahí está el hombre en la Diputación lamentando que las carreteras están hechas un aquél, y que ya nadie se las patea como él lo hizo hasta hace bien poco. Lleva razón sobre todo porque no dice que las carreteras son suyas, que es a donde vamos. La obras, curiosamente, son posible gracias a los contribuyentes y a Europa, esto es, a los contribuyentes europeos. Agradecemos como buenos feligreses a los políticos por proyectarlas, por idearlas, por anunciarlas y ejecutarlas, pero que pagamos nosotros con gusto o sin él.

Esta manía de ponerle siglas y etiquetas a todo se convierte en un sin vivir. El turismo, por ejemplo: Pedro García saca pecho comunista por las cifras últimas que son de libro Guiness,—tal que la cerveza— como si los guiris hubieran comenzado a llegar de hace un año a esta parte. Lo que debería sacar es un vaso de gazpacho fresquito para todos los valientes que se atreven a venir de su Dinamarca natal al Puente Romano en julio, que a esas criaturas es que les va a dar algo.

Además, adjudicarse una obra me parece un error de estrategia tremendo: entre que empieza o no, se licita, se ejecuta, llueve, se para, se vuelve a reanudar, falta el encofrador, se para, empieza otra vez, los niños tienen que saltar 8 vallas para ir al cole, llueve otra vez y se para, se nos cae la señora del 23 en la zanja, viene la inspección, se para, se convocan nuevas elecciones generales, se reanuda a toda leche festivos incluídos, la empresa no paga las horas extras, los trabajadores se van a la huelga, se para, negocian, vuelve al tajo, acaban, cortan otra vez para meter los tubos de Sevillana, abren de nuevo, aparece un socavón a la altura del número 15, cortan el tráfico, reparan el agujero, abren al tráfico y en seis meses cortan de nuevo para reponer adoquines, mejor que la obra se la adjudique el enemigo. Que presuma de ella. Ya se la cobrarán los contribuyentes semipeatonalizados en las urnas.

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