Las consecuencias de algunas cirugías con motivos estéticos están poniendo en peligro la salud visual
Las consecuencias de algunas cirugías con motivos estéticos están poniendo en peligro la salud visual - ABC

El «boom» de los ojos a la carta

Es el último capricho estético, cambiar el color de la mirada y burlar el destino genético. ¿Ámbar?, ¿verde turquesa?, ¿gris hielo? ... ya se puede elegir, pero cuidado, no todas las técnicas son seguras

MADRID Actualizado: Guardar
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El color de la mirada se fija en el momento de la concepción y es fruto de nuestra herencia genética. Ha sido siempre un rasgo físico inalterable, al menos, hasta la fecha. Ahora, por poco más de 2.000 euros, algunas clínicas ofrecen la posibilidad de elegir el color de ojos con el que le gustaría mirarse cada día al espejo.

Las técnicas a las que se recurre no son nuevas. Los oftalmólogos llevan una década utilizando procedimientos que permiten disimular deformidades oculares o daños provocados por un traumatismo, como le ocurrió al cantante David Bowie -un puñetazo dilató para siempre su pupila y dejó uno de sus ojos claros prácticamente negro. Bowie nunca corrigió ese defecto que supo transformar en su principal atractivo.

Malas prácticas

Algunas de esas cirugías correctivas están experimentando un auténtico «boom» para atender caprichos estéticos. El cambio de tonalidad se hace con tatuajes de la córnea, con dispositivos láser que reducen la cantidad de melanina del iris, o con implantes plásticos que permiten cubrir el iris con la tonalidad deseada. No todas estas técnicas tienen el suficiente aval científico, pero hay quien viaja a Panamá, India o Túnez donde las intervenciones son legales para conseguir la mirada violeta de Elizabeth Taylor o el azul zafiro de Paul Newman.

«Las consecuencias de estas malas prácticas ya las estamos viendo. En mi consulta hemos tenido que retirar implantes de silicona a pacientes tratados fuera de España que sufrieron graves daños. Estos dispositivos se colocan en centros de escasa reputación que hacen cirugías casi piratas. Es una auténtica golfada», advierte Jorge Luis Alió, catedrático de Oftalmología de la Universidad Miguel Hernández de Alicante y director del centro Vissum.

Lo menos invasivo

Alió, sin embargo, no reniega de otras fórmulas para cambiar el color de la mirada. Este experto acaba de publicar un libro donde describe una nueva técnica que permite colorear la córnea «con las máximas garantías», asegura. La publicación, que pretende ser una referencia para otros oftalmólogos, fue presentada en el último encuentro de la Academia Americana de Oftalmología, celebrada en Las Vegas.

Bautizada como queratopigmentación, la estrategia de Alió es «menos invasiva que el láser o los implantes de silicona», asegura este especialista. Además permite obtener cualquier color de ojos que se desee de forma permanente. Él empezó a utilizarla para mejorar la calidad de vida de personas con problemas oculares y es ahora cuando ha empezado a ofrecerla a personas sanas. Su fórmula es una evolución del tatuaje corneal, que consiste en colorear la córnea con la ayuda del láser. El proceso empieza con una incisión en el globo ocular para crear una lámina dentro del tejido corneal. Esa lámina se rellena con pigmentos micronizados, una tinta de color, que proporciona la tonalidad deseada al iris.«Esto nos permite poner cualquier color que queramos, aunque no nos plegamos a peticiones excéntricas».

Excentricidades

Alió recuerda cómo en una ocasión le pidieron un tono fucsia -«¡el paciente decía que era el color de su vida!»- y otro, una tonalidad dorada. «Finalmente, les convencimos para que eligieran tonos más naturales, que es lo habitual entre nuestros clientes. El color más extremo que hemos puesto se conoce como «azul siberia», un tono entre el azul y el gris». En general, dice, se busca lo que no se tiene. «Hemos cambiado tantos ojos marrones, como azules».

«El color más extremo que hemos puesto es un azul siberia. Pero una vez me pidieron un tono fucsia. El paciente decía que era el color de su vida»

Antes de dar el paso definitivo, se prueba con lentillas de colores para evitar arrepentimientos y que los pacientes puedan hacerse una idea de su aspecto tras la cirugía. «Y si el resultado no convence, siempre se puede retocar», apunta el especialista. Aunque no es totalmente reversible. El color se puede modificar o cambiar, pero no se puede hacer desaparecer. En el caso de que quisiera volver a su color de ojos anterior se debería hacer otro tatuaje utilizando su color natural como pigmento. Como en cualquier cirugía, no existe el riesgo cero, reconoce Jorge Alió. «Puede haber infecciones, inflamaciones, alteraciones corneales..., pero hasta la fecha no hemos tenido ninguna complicación relevante. El riesgo es muy bajo».

En Estados Unidos, la empresa «Stroma Medical» lleva años intentando que la FDA dé luz verde a un láser que permitiría transformar los ojos castaños en azules. Es otra de las tecnologías prometedoras. En apenas 30 segundos, la luz láser quema el pigmento marrón que cubre el iris de los ojos castaños y los transforma en un color entre azulado y gris. El dispositivo se ha probado en México, en Costa Rica y ahora en Filipinas como parte de una investigación. Los resultados de los ensayos clínicos permitirán saber si la técnica es fiable y segura.

En Barcelona, una clínica llamada «New Eyes», utiliza una técnica similar con láser para transformar iris marrones en azules. El procedimiento no convence a todos los especialistas. «De momento, la única fórmula segura y eficaz para cambiar el color de la mirada son las lentillas de colores. Esa es mi opinión personal», defiende el oftalmólogo Fernando Soler, director médico de la Clínica Innova Ocular de Elche. Este especialista cuenta que los impactos sobre el iris lo despigmentan y pueden aclararlo. «Así actúa el láser , aunque el pigmento liberado, si es mucho, puede bloquear el desagüe de los líquidos del interior del ojo provocando peligrosas subidas de tensión ocular», apunta.

Un negocio redondo

De todas las técnicas que se ofrecen, Soler coincide con Alió en que la fórmula más peligrosa son los implantes plásticos, «destrozan el interior del ojo, provocan cataratas, glaucoma, atrofia del iris...». Aunque no comparte la opción del tatuaje corneal para uso estético: «Personalmente no me gusta, temo que se pigmente en exceso la córnea y ésta pierda propiedades», apunta.

Soler espera los resultados del láser de «Stroma Medical». «Si funciona y demuestra en ensayos clínicos que es seguro, yo seré el primero en comprármelo. Está claro que es un negocio redondo. La gente está loca y dispuesta a hacer lo que sea por estética. A nuestro centro nos llaman continuamente preguntando si lo hacemos. Es curioso, pero hasta las personas que han tenido que acudir a oftalmólogos para que les retiraran los implantes de colores por los problemas que les ocasionaban, siguen defendiendo su uso. Este tipo de paciente es pasto de cualquier charlatán, por eso están dispuestos a viajar a donde sea para ponerse un implante, pese a los riesgos de perder visión».

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