¡Atención: bolas de pelo!

No vamos a hablar de un problema grave; pero que si no se trata a tiempo nos puede producir serios quebraderos de cabeza a los propietarios y, principalmente al animal afectado. Nos estamos refiriendo a las comúnmente conocidas como «bolas de pelo» o científicamente llamadas tricobezoares.

Son cúmulos de pelo en el aparato digestivo del gato, aunque también en menor medida lo pueden padecer los hurones y los perros. Los gatos dada su naturaleza -son unos animales muy aseados- pasan largas horas lamiéndose y acicalándose, ejercicio que le mantiene el pelaje en perfectas condiciones. Durante este aseo, el animal ingiere accidentalmente mucho pelo muerto, que se mezcla con la comida y la mucosidad. Todo esto se va haciendo una masa que se le puede acumular en el aparato digestivo.

Por lo general estas «bolas» pueden circular por el intestino sin causarle daño y son expulsadas junto con las heces o en otras ocasiones son regurgitadas o vomitadas. La complicación llega cuando estas «bolas» no son eliminadas y quedan retenidas y no se pueden expulsar, pudiendo quedar retenidas en el tracto gastrointestinal provocando una obstrucción que puede ser fatal para la vida del gato si no se acude con urgencia al veterinario.

Hay que tener en cuenta que el minino al lamerse para acicalarse y debido a la forma particular y disposición de las papilas filiformes de la lengua del gato, el pelo muerto es ingerido en grandes cantidades y que como decimos se acumulan en el aparato digestivo. En el caso de los perros, estas bolas de pelo pueden formarse en su tracto digestivo, como producto de rascarse, por tanto se trata más de un problema dermatológico. En los hurones sucede algo semejante a los gatos, requieren muy poco cuidado higiénico por parte de sus propietarios. Estos traviesos animalillos, cambian el pelo dos veces al año: otoño y primavera. No todos los hurones vomitan cuando ingieren bolas de pelo. Algunos dejan de comer o comen menos, mientras que otros efectúan escasas deposiciones con pelos.

¿La clave? La observación

La formación de las «bolas de pelo» es más común en aquellas razas de pelo largo, aunque las de pelo corto también pueden sufrir esta patología. También lo padecen los hurones y, en menor medida, los perros. Como en todo lo que se refiere a nuestras mascotas la observación es la clave para controlar cualquier posible problema. Por lo general, los animales que sufren estos ataques de bolas de pelo suelen comportarse de manera extraña, se muestran desganados, vomitan, tienen dificultades al respirar, bajan de peso, tosen o están extreñidos. Ante estos síntomas nuestro consejo es acudir al veterinario inmediatamente para que él emita su diagnostico.

Un buen cepillado... y mucha fibra

Una forma de prevención para evitar que nuestro gato ingiera pelo, los veterinarios aconsejan que se les ayude a liberar el exceso de pelo muerto cepillándolo con frecuencia (una vez al día, sobre todo en las épocas de otoño y primavera). Mejor cepillo que peine y debe utilizarse a contrapelo, para de esta manera eliminar todo el pelo muerto. También es recomendable pasar una toalla húmeda por todo el cuerpo, para retirar todo aquello que el cepillo no ha recogido.

Al margen de la higiene, la alimentación también puede ayudar para evitar la obstrucción intestinal. Una alimentación rica en fibra e incluso una cucharadita de aceite de hígado de bacalao pueden ser un gran remedio. Otros productos que le ayudarán a expulsar las bolas de pelo y purgarse son la malta y la hierba para gatos. Esto último normalmente es cebada, trigo o avena que se puede adquirir semillas y sembrarlas en una maceta.

En pocos días saldrán los brotes y cuando alcance una altura de unos 3 cm, ponerla en un lugar al alcance del gato para que este la pueda comer cuando la necesite. Una advertencia, puede que al ingerirla el gato vomite; pero con esta acción expulsará las bolas de pelo. Además teniendo el animal esta «pequeña tentación» usted evitará que se coma otras hierbas o plantas de la casa que pueden ser incluso venenosas.