Cáritas Española, vía directa al empleo para personas excluidas
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Cáritas Española, vía directa al empleo para personas excluidas

Las cuarenta empresas de inserción laboral de la organización facilitan trabajo a los más desfavorecidos

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Las cuarenta empresas de inserción laboral de la organización facilitan trabajo a los más desfavorecidos

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  1. La labor de Cáritas

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    Una de cada cinco personas que acuden a Cáritasencuentra un empleo. La tasa de inserción laboral de esta institución de la Iglesia es muy significativa, teniendo en cuenta el perfil de exclusión social de la mayoría de sus demandantes de ayuda. Gran parte del mérito se debe a los itinerarios personalizados que se desarrollan dentro de sus programas de empleo y también a las más de cuarenta empresas de inserción que Cáritas tiene en marcha en todo el país. Estas iniciativas de «economía social» suponen una gran oportunidad para miles de personas que tienen un nivel de empleabilidad muy bajo, ya sea por su situación económica, como por otros factores de exclusión como la falta de estudios, la violencia de género, pertenecer a la etnia gitana o haber pasado por prisión o las drogas.

    Las empresas de inserción suponen en muchos casos el penúltimo paso del programa de empleo de esta institución, que atiende cada año a cerca de 71.000 personas. «Se trata de puestos de trabajo transitorios (entre seis meses y tres años) para mejorar el nivel de empleabilidad de la persona antes de ayudarla a insertarse en el mercado laboral. Durante ese tiempo, además de tener un contrato laboral, la persona firma un contrato social en el que se compromete, por ejemplo, a escolarizar a sus hijos o resolver la problemática social que tenga», explica Rafael López, gerente de la Fundación El Sembrador, perteneciente a Cáritas Albacete.

    Los beneficios se reinvierten

    ABC se ha trasladado a Albacete para conocer de primera mano cómo funcionan algunas de estas iniciativas, cuyos beneficios se reinvierten en las propias empresas. En esta región, donde el paro alcanza al 29%, Cáritas ha logrado poner en marcha un café cultural, una cafetería-tienda de comercio justo, un vivero, un albergue juvenil y una empresa de reciclado y venta de ropa de segunda mano. En total, emplea a 18 personas, de las cuales la mitad tienen contratos de inserción. «Estas empresas de economía social -señala López- ayudan a las personas a salir de la eterna rueda de la formación y que el itinerario termine en la inserción laboral».

  2. De los antiguos roperos parroquiales a las tiendas

    El operario Juan Carlos trabajado en la empresa de inserción laboral Fuera de Serie
    El operario Juan Carlos trabajado en la empresa de inserción laboral Fuera de Serie - maya balanya

    Cuando a Juan Carlos le avisaron de que había conseguido un puesto de trabajo en Fuera de Serie, una empresa de inserción que recicla y vende ropa de segunda mano, se puso «contentísimo». «Estaba más feliz que si me hubiera tocado la lotería de Navidad», asegura este joven de 37 años, padre de cuatro hijos entre los 15 años y los cuatro meses de edad. Juan Carlos llevaba tiempo en el paro haciendo de vez en cuando alguna «chapucilla» de electricidad, carpintería o mantenimiento de edificios.

    Hace cuatro meses se incorporó a la planta donde se selecciona la ropa que los vecinos dejan en los más de cien contenedores que Cáritas Albacete tiene por toda la provincia. «Cuando termine mi contrato, me gustaría encontrar un trabajo estable y dar el 200 por cien, porque la nevera hay que llenarla todos los días», asegura Juan Carlos.

    En la planta, que funciona a las afueras de un polígono industrial de Albacete, se revisan las prendas, se clasifican, etiquetan y posteriormente se higienizan en una cámara de ozono para que estén libres de ácaros y microbios. De muchas de esas tareas es responsable Aurora, otra de las jóvenes contratadas en itinerario de inserción después de pasar cinco años en el paro. Aurora tiene 35 años y espera a su segundo hijo. Cuando le ofrecieron este puesto pensó que la rechazarían por estar embarazada. «Cuando me llamaron les dije la verdad y pensé que se iban a echar para atrás, pero me contrataron igual. Mis padres y mi marido no se lo podían creer», señala.

    Ayuda a saltar barreras

    Para María Vaya, la trabajadora social que acompaña diariamente a estas personas durante su jornada laboral «los itinerarios de inserción dan herramientas y les ayudan a descubrir capacidades que ellos mismos pensaban que no tenían». «Estamos ante personas con unas barreras que solo a través de estas estructuras de inserción son capaces de saltar; si no es imposible», añade Rafael López, gerente de la fundación El Sembrador de Cáritas Albacete y propietaria de esta empresa de inserción que da trabajo a once personas.

    Una vez que las prendas están higienizadas, Rosa Ortega, la coordinadora de Fuera de Serie, se encarga de distribuirlas por las tres tiendas de segunda mano que Cáritas tiene en Hellín, Almansa y La Roda. «En los últimos años los tradicionales roperos de Cáritas se han convertido en empresas de inserción. Con esta iniciativa de economía social se generan cientos de puestos de trabajo en toda España y además se respeta la dignidad de la persona en la entrega de la ropa, ya que puede elegir la prenda que necesita», explica José Luis Pérez Larios, coordinador de Empleo y Economía solidaria de Cáritas Española.

    Y es que a estas tiendas no solo acuden los clientes interesados en comprar ropa en buen estado y a un precio bajo, sino también aquellas familias que no pueden hacer frente a este gasto. Derivados por Cáritas o por los servicios sociales, estas familias pueden acercarse a estas tiendas con una tarjeta por un importe determinado y con el que pueden escoger la ropa que necesiten. «Nadie tiene por qué saber si esa persona es o no es apoyada por Cáritas», añade Pérez Larios, quien además defiende la perspectiva ecológica de esta iniciativa al favorecer la reutilización de la ropa.

    Del otro lado del mostrador, Mariví y Conchi son las encargadas de vender las prendas en la tienda de Hellín. «El comercio no desmerece cualquier otro local en cuanto a la decoración y tenemos bastante clientela», afirma Conchi. A sus 45 años este trabajo le ha devuelvo la vida, ya que llegó a rozar la desesperación después de tres años en el paro y dos hijos a su cargo.

  3. Un bar solidario con historias humanas detrás de cada café

    Café-tienda Romero en Albacete
    Café-tienda Romero en Albacete - maya balanya

    El café Romero no es un local más en la ciudad de Albacete. Sus clientes saben que detrás del aroma y el buen precio del café hay todo un trasfondo social. Irene es una de esas razones. Desde hace un año trabaja en esta tienda-cafetería con un contrato de inserción, después de haber pasado varios años en el paro como consecuencia de la crisis. «¿Adónde hubiera ido sin trabajo y con un hijo de seis años?», se pregunta esta joven camarera, que además ha adquirido las habilidades necesarias para desempeñarse como dependienta, ya que en el café Romero funciona una tienda de productos de comercio justo.

    Junto con Irene trabaja otra joven que es víctima de la violencia de género. «Es una estupenda camarera, pero tiene ese problema. Está aquí mientras se resuelve esa situación», explica Cristina Cámara, trabajadora social y responsable de esta tienda-cafetería, una de las cinco empresas de inserción que tiene en marcha Cáritas Albacete a través de su fundación El Sembrador. Estas iniciativas de economía solidaria «están centradas en las personas y los valores y hacen una opción por el comercio justo y las finanzas éticas. Cáritas Albacete apostó hace mucho tiempo por esta vía y ha demostrado que la transformación es posible», explica José Luis Pérez Larios, coordinador de Empleo y Economía solidaria de Cáritas Española.

    Economía social

    Los beneficios de la economía solidaria saltan a la vista. «Me puedo tomar un café en Albacete producido en Etiopía o Ecuador en condiciones dignas y al mismo precio e igual o mejor calidad que en la cafetería de enfrente. Solo por eso merece la pena, pero si además genera empleo de inserción para personas en exclusión y empleos para otras personas que no están en exclusión, mejor que mejor», apunta Rafael López, gerente de la fundación El Sembrador.

    Todos los productos que se venden en la tienda proceden del comercio justo. Chocolates, café, galletas y artesanías de los rincones más empobrecidos del mundo se pueden adquirir en esta tienda por la que pasa a diario mucha gente. «Comprando aquí se colabora a hacer desaparecer todos esos casos de vulneración de los derechos en tantos talleres de trabajo clandestino o en régimen de esclavitud», explica Cristina.

    Pese a la variada oferta de Café Romero, López prefiere decir que «el producto de las empresas de inserción de Cáritas no son las plantas, ni el café ni la ropa, sino las personas. Gente que viene sin empleabilidad y sale con las herramientas suficientes para poder vivir dignamente como cualquier persona».

  4. Plantas que siembran el futuro

    Vivero El Sembrador en Nava de Campana (Hellín)
    Vivero El Sembrador en Nava de Campana (Hellín) - maya balanya

    El vivero El Sembradorse encuentra ubicado a las afueras de Nava de Campana, uno de tantos pueblos de colonización que se pusieron en marcha en los años 60 para repoblar el campo. Funciona en el antiguo vivero municipal después de que Cáritas llegara a un acuerdo con el ayuntamiento para que le cediera esta infraestructura que llevaba varios años abandonada con el objetivo de poner en marcha una empresa de inserción.

    Desde entonces, el vivero ha conseguido poner en el mercado más de 400.000 plantas al año que son utilizadas para la reforestación o para uso ornamental. Además, se ha convertido en una buena escuela donde personas en paro aprenden «técnicas de jardinería y horticultura». Su responsable es Rafael Iniesta, «un apasionado del campo». «Trabajé quince años en una empresa que fabricaba golosinas, pero siempre me ha gustado el campo, la tierra», asegura este agricultor. Desde la puesta en marcha de este emprendimiento, su tarea se reparte entre la formación y el acompañamiento de las personas en proceso de inserción y la gestión de este trozo de tierra para maximizar su producción.

    Tienda online

    La crisis ha hecho mucha mella en el sector, ya que una buena parte de sus clientes procedían de la Administración pública. Sin embargo, Cáritas ha sabido encontrarle la vuelta y desde algunos años han puesto en marcha proyectos alternativos para complementar los ingresos de esta empresa que da trabajo a cinco personas, de las cuales tres están en itinerario de inserción. Entre ellos está un huerto de casi dos hectáreas de extensión en el que se producen una gran variedad de hortalizas y algunas frutas, como melones y sandías. Estos productos luego se venden en los comercios de la zona y a través de una tienda online.

    Entre sus trabajadores en itinerario de inserción se encuentra Magdalena, una inmigrante boliviana madre de tres hijos. Después de trabajar esporádicamente como temporera en la recogida de la fruta, se quedó en el paro. «No tenía ningún tipo de ayudas, por eso estoy muy contenta de poder trabajar en este vivero. Además me gustan mucho el campo y las plantas», asegura.

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