Mayte Alcaraz

Historia de un dedazo

Mayte Alcaraz
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Desternillante. Como si fuera un monólogo televisivo de éxito, cada intervención de Esperanza Aguirre en televisión o en radio para explicar su sospechosa connivencia con la corrupción en Madrid, mientras solo oía cantar a los gorriones de la Puerta del Sol o daba de comer a las gaviotas en la calle de Génova, y su súbita devoción por la democracia interna en el PP, es seguida de carcajadas entre los cientos de colaboradores de sus nueve años de presidencia de la Comunidad y doce dirigiendo también el PP de Madrid, y entre algunos periodistas que han cubierto su trayectoria, distinguidos en muchos casos con sus desplantes y descalificaciones. Injusto sería no reconocer en su gestión aciertos mayúsculos que se traducen en el actual potencial económico y el progreso social y educativo en Madrid.

Sin embargo, la mancha de fuel que arroja el que fue su trasatlántico de poder es tan densa, pegajosa e inabarcable, con sus principales cargos investigados y otros a punto de estarlo –si no en la cárcel–, que cada intento de justificación genera incredulidad en su auditorio y cierta indignación.

He aquí la forma en que Aguirre entiende lo de «un voto, un militante»

Porque la misma Esperanza Aguirre que clama ahora por «un militante, un voto» y por el fin del «dedazo» presenta el siguiente currículum, trufado además por el continuo intento de controlar los resortes mediáticos, además de boicotear el horizonte político de Rajoy.

–En julio de 2002 es elegida candidata a la Comunidad de Madrid por el dedazo de José María Aznar; pese a sus desplantes al actual presidente, Mariano Rajoy, este la sitúa, por el mismo método, como número uno al Ayuntamiento en 2015. Madrid pierde tras 24 años la alcaldía a manos del populismo al que dijo venir a combatir.

–Dos años después de su llegada a la Puerta del Sol, su «dedazo» decide que Pío García-Escudero deje de ser jefe del PP de Madrid porque la «tradición marca» que el presidente de la Comunidad dirija el partido. Pese a esa «tradición», Gallardón estuvo ocho años en la autonomía sin exigir el cargo orgánico y cohabitó, sin mayor problema, con el hoy presidente del Senado.

–Ocho años después, cuando en septiembre de 2012 dimite Aguirre de la presidencia de la Comunidad, se olvida de aquella «tradición» y continúa presidiendo el partido durante tres años (hasta el pasado domingo) pese a que el Gobierno regional lo dirigió Ignacio González, primero, y Cristina Cifuentes, después.

–Cuando en 2004 Manuel Cobo, mano derecha de Gallardón, se postula contra ella, el entonces secretario general del partido, Ángel Acebes –a instancias de Aguirre–, lo impide advirtiendo que «no vamos a tolerar que un interés personal arriesgue la unidad del partido». Resultado: Cobo retira su candidatura.

–En 2008 fue reelegida «a la búlgara» con un apoyo del 96,3% y en abril de 2012 se superó a sí misma con un respaldo del 97,2%. No recibió ni un voto en contra. Desde entonces, cada nombramiento de alcaldes y concejales –algunos investigados en la Gürtel– es siempre supervisado por ella.

Es lo que se llama un voto, un militante.

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