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C4 Picasso, el monovolumen que planta cara a los SUV

Por consumo, habitabilidad, precio y acabados, el modelo de Citroën se mantiene entre los coches más vendidos en España

MADRID Actualizado: Guardar
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En pleno auge de los vehículos tipo SUV, que han «fagocitado» las ventas de coches que hace no mucho tiempo se consideraban familiares, como las berlinas y los monovolumen, el Citroën C4 Picaso logra mantenerse en los primeros puestos de las listas de ventas. No se trata de un recién llegado al mercado, pero precisamente su veteranía (desde 2014, y restiling en 2016) y buena fama son argumentos suficientes para quienes a la hora de comprarse un coche para la familia piensan más con la cabeza que con el corazón, y en vez de dejarse llevar por la atractiva estética de los SUV recalan en un vehículo más práctico como este, que por otra parte rebosa tecnología de última generación.

Para comprobar el por qué de este éxito, hemos probado el modelo con motor BlueHdi, diésel de 120 CV, y con caja de cambios automática EAT6 de 6 velocidades, con acabado S&S (precio sin descuentos ni promociones de 22.950 €).

Lo primero que llama la atención al acceder al coche es el enorme espacio del que disponemos. Cinco auténticas plazas, con dos enormes butacas para las personas que viajan en las plazas delanteras, con numerosos reglajes que hacen prácticamente imposible no encontar la postura idónea al volante. Los asientos del conductor y del copiloto pueden contar con reposacabezas relax envolventes, reposapiés extensible y función masaje. En la primera fila, la posibilidad de plegar el asiento del acompañante en forma de mesita aumenta las posibilidades de carga (más de 2,5 m de largo). En la segunda fila, los tres asientos independientes tienen la misma anchura, plegables en el piso, inclinables y deslizantes para proporcionar la máxima flexibilidad de uso. El espacio a la altura de las rodillas (159 mm) se sitúa en el mejor nivel del segmento.

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La sensación de espacio se hace mayor gracias a la luminosidad que se consigue con un parabrisas panorámico de serie y con un techo acristalado panorámico que facilita la visibilidad a todos los pasajeros. Son en total 5,30 m2 de superficie acristalada.

Otro punto fuerte del C4 Picasso es su maletero, con un volumen de 537 litros que llega hasta los 630 litros con los asientos de la segunda fila están en su posición adelantada. El portón eléctrico tiene función «manos libres», lo que facilita las operaciones de carga y descarga, gracias a un sensor situado bajo el paragolpes trasero, que permite abrir y cerrar simplemente pasando el pie.

En el salpicadero, llama la atención la palanca del cambio automático, situada sobre la de los intermitentes, junto al volante. Puede que sea cuestión de gusto, pero esta palanca es quizás lo que, personalmente, menos me ha gustado del coche.

Atractiva es, por el contrario, la pantalla táctil de 7” del salpicadero y la pantalla panorámica de 12” de alta definición que asume el papel de cuadro de instrumentos. Toda la información necesaria en cada momento está accesible, al tiempo que incorpora funciones de conectividad. El apartado tecnológico se completa con sistemas como la Visión 360°, el Park Assist o el regulador de velocidad activo. En materia de seguridad incluye reconocimiento del límite de velocidad, el aviso de cambio involuntario de carril activo, el Active Safety Brake, el Indicador de atención del conductor y el de descanso recomendado o el sistema de vigilancia del ángulo muerto activo.

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No menos importante es el apartado mecánico. El motor diésel de 120 CV que hemos probado se ajusta «como un guante» a las necesidades de una familia. Es lo suficientemente silencioso, ahorrador y potente como para olvidarse de él. La velocidad máxima no tiene por qué ser un factor demasiado importante para este tipo de vehículos, sobre todo teniendo en cuenta que es muy probable que se viaje con menores a bordo. Aún así, alcanza los 185 km/h, con una aceleración de 0 a 100 en 11,2 segundos.

Lo más sorprendente es el consumo, con una media homologada de 3,8 l/100 km y que nosotros, haciendo una conducción normal y dentro de los límites de velocidad legales, hemos dejado en 4,2 l/100 km. Todo un buen ejemplo para la economía familiar. Totalmente recomendable el cambio automático EAT6. En su conjunto, el coche tiene toda una serie de cualidades que hacen que todo posible comprador de un coche de tipo familiar debiese acudir al concesionario y probarlo antes de tomar una decisión. Puede que, al fin y al cabo, un monovolumen no sea un «coche de padre» y nada más.

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