David Arroyo. / REUTER
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David Arroyo encontró un amigo en Kyrienka

Caisse d' Epargne comenzó de forma arrolladora la Vuelta a España, con la victoria y el maillot de oro de Valverde, y la va a terminar de la misma forma, ganando etapas, pero sin luchar por la general. La formación de Eusebio Unzue está tan fuerte que lleva dos victorias seguidas, con Erviti, y la de hoy, en Segovia, con David Arroyo. Dominaron tanto la etapa que manejaban dos opciones.

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Una por delante, con el manchego David Arroyo, y otra por detrás, con Alejandro Valverde. No les hizo falta la segunda porque Arroyo se encontró con un amigo en la carretera, un samaritano que incumplió todas las normas tácticas, técnicas y de estrategia que rigen en este deporte.

El bielorruso Kiryienka es un amigo, si queremos emplear una palabra amable. Si no somos tan condescendientes tendremos que decir que en el coche del Tinkoff iba un tarugo de director, o que Kiryienka se ofuscó, no terminó por ver lo que se le podía venir encima.

Tiró a bloque el bielorruso, con Arroyo a rueda, tanto que Arroyo diría que «parecía más un compañero que un rival. Me decía que le diese relevos, pero yo le comentaba que tenía por detrás a Valverde. Sí, ha pecado de ingenuo, pero yo no podía hacer otra cosa que arrancar para ganarle».

Kiryienka ni se inmutó. Su ritmo resultó monocorde, antes y después de que le atacase David Arroyo; parecía una cerámica de Talavera de la Reina, el lugar donde vive y reside Arroyo, un corredor de 28 años que el Caisse d' Epargne suele tener al lado de Valverde en la alta montaña. Ni una mala palabra, ni un mal gesto. Hasta este viernes, cuando se encontró la victoria. No la buscó, estaba haciendo una labor que el ciclismo se llama de secante y las puertas de la victoria se la abrieron en el empedrado de Segovia.