ENTREVISTA SOBRE EL BREXIT

«La inquietud de algunos "tories" sobre la inmigración raya la histeria»

El doctor Tim Oliver, del «think tank» Ideas de la London School of Economics, cree que la permanencia va ganando, pero puede cambiar con un imprevisto

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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El doctor Tim Oliver forma parte del foro de pensamiento Ideas, de la London School of Economics, donde estudió Ciencias Políticas y ejerció la docencia. Estos días se ha convertido en un activo ensayista y conferenciantes en el fogoso debate de la consulta. Ha trabajado en la Cámara de los Lores, en el Parlamento Europeo y en el Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y Seguridad. También es un conferenciante habitual en la clásica academia militar de Sandhurst.

–¿Quién cree que está ganando la campaña por ahora?

–Es muy difícil decirlo. Las encuestas están 50-50. Ninguno de los dos bandos se ha desmarcado. El resultado final dependerá mucho de la participación, especialmente de si los jóvenes acuden a votar.

–A veces me parece que la campaña conservadora por la permanencia (Cameron, su ministra de Interior, el de Defensa…) tiene un problema: en el fondo de su corazón ellos también odian la UE.

Es muy difícil vender algo cuando a ti realmente tampoco te gusta.

–Odio me parece una palabra equivocada. Todos ellos son de algún modo escépticos sobre la UE, pero eso no les diferencia de la inmensa mayoría del pueblo británico. Pero ser escéptico no equivale a apoyar salir. Parte de sus cálculos al haberse inclinado por apoyar la permanencia pueden ser por motivos políticos, pero algo similar ocurre con la postura de Boris Johnson de apoyar la salida. Tampoco estamos totalmente seguros de que Boris crea en eso.

–Boris proclama que el día del referéndum será «el Día de la Libertad del Reino Unido». Eso es puro sentimiento nacionalista, me recuerda al separatismo catalán en España. ¿Estamos en el fondo ante una discusión sentimental?

–Tienes que tener siempre mucho cuidado cuando cites cualquier cosa que diga Boris Johnson. El hombre tiene un largo historial de decir una cosa y la contraria. De hecho lo despidieron del diario «The Times» por escribir citas falsas. Lo que busca simplemente es atraer la atención hacia su figura. Pero en cuanto a lo que dices, sí, es así, gran parte de esta campaña va de emoción, nacionalismo, patriotismo, etc. Especialmente en el bando del Leave.

–Obama, Lagarde, la OCDE, la patronal CBI, la City, los bancos… Todos ellos están por la permanencia. ¿Cree que los británicos los están escuchando? 

–Los británicos quieren saber lo que Obama y todos los demás piensan. Pero lo que no quieren es que les respondan sin haberles preguntado, como haría cualquier otro pueblo. Tampoco quieren que les digan como tienen que votar. La intervención de Obama ayudó a neutralizar lo que decía la campaña Leave de que Estados Unidos sería indiferente sobre si el Reino Unido dejaba la UE. Tras eso, la campaña del «Remain» ha llamado a un amplio número de instituciones y gobernantes para que adviertan de los riesgos del Brexit y los del Leave luchan para contrarrestar esos avisos. Este referéndum puede ser un test sobre si al final el público británico escucha o no al poder.

–Es célebre la cita de Napoleón de «Inglaterra es un país de tenderos». ¿Es la economía la clave para ganar, como cree Cameron?

–Por ahora la discusión económica la está ganando la campaña de la permanencia. Gran número de los partidarios de salir tienen claro que habría un coste económico por dejar la UE, aunque creen que valdría la pena y que en el largo plazo el Reino Unido saldría ganando. Ese coste económico es algo que no sienta bien a los votantes británicos.

–¿Por qué cree que el primer ministro se ha metido en este carajal?

–Cameron ha demostrado no ser un estratega manejando las divisiones de los conservadores sobre Europa, que datan de finales de los ochenta y que en los últimos años han aumentado por una inquietud sobre la inmigración que a veces raya la histeria. Le gusta asumir riesgos e ir resolviendo sobre la marcha. Ha fallado repetidamente a la hora de desarrollar una estrategia sobre la cuestión europea en su partido. Ha ido comprando planteamientos de los tories euroescépticos, como las ofertas de renegociación de la relación con la UE y, finalmente, el referéndum. Ahora tiene que afrontar una votación que esperaba que nunca llegase a ocurrir y se da cuenta que está lejos de tener una victoria garantizada. Si pierde, en buena medida cosechará lo que él y su partido han sembrado. Durante décadas el Partido Conservador no ha dicho nada bueno de la UE. Pero en privado, los gobernantes británicos, tories incluidos, han tenido una relación más positiva, con un reconocimiento de la «realpolitik». Con esa especie de Jano bifronte, al final solo se ha mostrado al público la cara envenenada de formar parte de la UE.

–¿Existe el riesgo de que se parta el Partido Conservador?

–Sí, aunque lo que alimenta al partido es el deseo de poder y poco más. Una razón por la que pueden permitirse este debate entre ellos es que el laborismo y el resto de la oposición están ahora mismo muy débiles. Si visen que pueden perder las próximas elecciones, los conservadores se reagruparían rápidamente. Dicho esto, es cierto que en el pasado ese miedo a perder tampoco motivó que se uniesen sobre la cuestión europea, especialmente en los noventa.

–En su opinión personal, ¿es bueno o malo para su país seguir en la UE?

–Es bueno. El Reino Unido se situó rápidamente como una especie de miembro parcial de la UE, que nunca va a estar completamente dentro, pero que lo está lo suficiente para tener algo que decir. Conserva un peso a la hora de configurar la organización más importante para Europa en política, economía y seguridad no militar. Eso siempre será muy importante para el Reino Unido. Votar Leave supone cambiar para entrar en unas fórmulas de relación muy difíciles, que pueden tensar mucho el trato con la UE.

–¿Quién va ganar? Las últimas encuestas y las casas de juego dicen que la permanencia.

–Remain todavía lleva una ventaja, pero un acontecimiento inesperado el próximo mes podría cambiar el sentido del voto hacia Leave. Los referéndums son impredecibles. Es solo la tercera vez que el pueblo británico en su conjunto ha sido llamado a votar en algo así, por lo tanto la experiencia en esta democracia directa es limitada, la gente podría pensar que no importa votar o cómo votar.

–¿Cree que la Reina es una «brexiter» de corazón, como ha publicado «The Sun» en una polémica portada?

–No. No lo es. Ella es una monarca constitucional, con sesenta años de experiencia en evitar caer en esas discusiones políticas. Por eso Palacio estaba tan furioso con el titular de «The Sun», que no estaba sustentado por el texto de la información. Además se podría argumentar que Su Majestad quiere que el Reino Unido permanezca en la UE a tenor del discurso que dio en Alemania el año pasado, donde subrayó los peligros de la desunión europea [Isabel II calificó entonces la desunión de Europa como «peligrosa», un discurso que se interpretó como un guiño a favor de la UE].

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