Dilma Rousseff, durante un acto con el nuevo ministro de Comunicación Social, Edinho Silva, este martes en el Palacio de Planalto
Dilma Rousseff, durante un acto con el nuevo ministro de Comunicación Social, Edinho Silva, este martes en el Palacio de Planalto - reuters
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Rousseff quiere que Obama le garantice que dejará de ser espiada por la NSA

Es la condición que pone la presidenta de Brasil para viajar a Estados Unidos, tras cancelar su visita en octubre de 2013, en pleno escándalo de la Agencia de Seguridad Nacional

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El esperado acercamiento entre Brasil y Estados Unidos no será tan fácil como se anunciaba en el segundo mandato de Dilma Rousseff. La presidenta brasileña condiciona su visita a Estados Unidos a que Barack Obama le garantice que su nombre será excluido de la lista de líderes extranjeros espiados por la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA). Mientras tanto, los intereses comerciales de las principales economías americanas siguen en compás de espera.

Al final puede acabar en una simple visita de trabajo por falta de tiempo

Según el diario «Folha de São Paulo», Rousseff espera recibir esa garantía de Obama durante la reunión informal que ambos tienen previsto celebrar en el marco de la Cumbre de las Américas, que se desarrollará los próximos 10 y 11 de abril en Panamá.

Después de esa conversación, Rousseff debe confirmar su visita de Estado a Washington, inicialmente prevista para octubre de 2013 y que fue suspendida por la presidenta brasileña, al conocer que su nombre figuraba en la lista de líderes espiados por la NSA.

El diario brasileño asegura que el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos está revisando la lista de líderes mundiales espiados y que Obama ya habría ordenado a la NSA que deje de seguir a la canciller alemana, Angela Merkel. Pero cita también un reportaje de «The New York Times», publicado el pasado febrero, que revelando que líderes de México y Brasil siguen siendo vigilados, y esto habría sido la causa del paso hacia atrás de Rousseff.

Según el relato de «Folha», Rousseff reaccionó «fuera de sí» cuando leyó el reportaje y manifestó que le «exigiría una garantía» a Obama sobre la exclusión de su nombre. El diario brasileño afirma que consiguió esa información por dos personas que siguen las negociaciones del encuentro bilateral. «Sólo así ella iniciará la serie de diálogos ministeriales que preparan el terreno para la visita a la Casa Blanca», indica «Folha de São Paulo».

Ni en mayo ni en junio

Esta exigencia descartaría la posibilidad de que la visita ocurra en mayo o junio, como se esperaba el pasado enero, cuando Rousseff asumió su segundo mandato y nombró como canciller a Mauro Vieira, entonces su embajador en Washington; una decisión que fue vista como un importante gesto de aproximación.

El diario apunta que esta nueva exigencia de Rousseff puede convertir la visita de 2015 en una mera reunión de trabajo. Ya no habría más tiempo en la agenda estadounidense para una nueva visita de Estado, que exige protocolos especiales, como una cena de gala en la Casa Blanca. La agenda de Obama para este año ya incluye dos visitas de Estado, entre septiembre y octubre, con los líderes de Japón y China.

Sería la primera visita de un líder brasileño desde 1995

La noticia no facilita las relaciones bilaterales, después de un año de esfuerzos diplomáticos por ambas partes. El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, reiteró la invitación en una llamada telefónica a Dilma Rousseff el pasado 13 de marzo: le ofreció una visita de alto nivel en 2016 o un viaje menos formal en 2015, según informó Reuters.

Los diplomáticos brasileños prefieren una visita de Estado, que sería la primera de un presidente brasileño a Washington desde 1995 y que ahora sólo sería viable en 2016.

Por otro lado, la visita de la presidenta Rousseff a Estados Unidos sería una buena noticia para su Gobierno, en un momento en que su popularidad está baja y se enfrenta a una seria crisis política y económica.

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