Los padres recogen los pañañes semalmente
Los padres recogen los pañañes semalmente

Miles de bebés para conseguir un pañal «super eficiente»

Tras los empapadores para niños hay años de investigación y mucha tecnología

ALEMANIA Actualizado: Guardar
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¿Qué hay detrás de la investigación tecnológica de un pañal? Pues miles de bebés. Los que colaboran con el Centro de Innovación de P&G en Schwalbach (Alemania) para conseguir que los productos sean mejores, más absorbentes y menos incómodos. A lo largo de una semana pueden llegar pasar por el centro más de 1.500 padres y madres que acuden para probar cerca de 50.000 pañales con sus bebés y son los que, con sus opiniones, consiguen que se introduzcan mejoras en el producto.

En los últimos 10 años han pasado por este centro más de 20.000 padres y bebés de la zona para testar las novedades de Dodot. Los bebés, los verdaderos usuarios del producto, no pueden emitir su opinión, por lo que son los progenitores los que a través de la observación, cuentan lo que les parece el producto, lo que necesitan y las sensaciones que les produce.

Para ello recogen cada semana un paquete de pañales y a lo largo de ella tienen que ir rellenando unos test con preguntas que les proporcionan en el Centro de Innovación. También durante las vacaciones se les procura material para que sigan con las pruebas. «Estos momentos son muy importantes —afirma el doctor Ioannis Hatzopoulos, responsable de Comunicación Científica de Dodot— pues es durante las vacaciones cuando el bebé puede cambiar su alimentación y es necesario saber cómo protegen los pañales ante distintas circustancias».

A veces incluso no basta con rellenar los papeles; hay que llevar los pañales «cargados» durante la noche o los usados el día anterior para que los investigadores pueden calibrar su eficiencia.

Aunque lo de rellenar hasta cinco veces al día los test que proporciona la empresa con el fin de evaluar los pañales puede resultar un poco pesado, los padres participantes en estas pruebas son ampliamente compensados, ya que la empresa proporciona productos durante todo el tiempo que dure el experimento. Esto, aunque sólo sea económicamente es un gran aliciente para la familias, ya que se calcula que durante los tres años que más o menos los bebés tienen que usar pañales, una familia se puede llegar a gastar 700 € anuales.

Desde la marca contemplan cuatro puntos fundamentales para conseguir los mejores productos: comodidad y funcionalidad, buen ajuste, protección frente a las fugas y por supuesto, la salud de la piel. La piel del bebé es una de las mayores preocupaciones de los investigadores, pues la famosa dermatitis del pañal (que siempre se achaca a éste) tiene más que ver con la humedad y las heces en contacto con la piel que con el pañal en sí. Por eso, uno de los grandes retos que desde siempre ha tenido Dodot es el de aislar estos elementos de la piel. La doctora Maike Siemons, científica senior de P&G, describe los avances de la marca en este campo: «Hemos desarrollado un material superabsorbente que junto a las capas de protección del pañal y la nueva tecnología de tres tubos que reparten el líquido, alejan la humedad de la piel del niño evitando que se irrite. Hace ya cinco años que no se utiliza celulosa en nuestro pañales, lo que hace que sean mucho más eficientes».

El material superabsorbente saturado de líquido
El material superabsorbente saturado de líquido

Bebés probadores de producto

En el centro está Lena, una rubita de dos años y pelo rizado que no para de moverse. Lena acude con su madre durante dos o tres horas cada semana para que en el Centro de Investigación puedan observar las prestaciones del pañal. A la niña se la deja jugar libremente en una sala preparada a tal efecto. Esta habitación es como un laboratorio de pruebas de los pañales denominada Baby Playground. Siempre acompañada de su progenitora, Lena no para de subir a un tobogán o jugar con una casita. Y eso es lo que pretenden en Dodot. De esta manera, se prueba la seguridad del pañal vigilada constantemente por expertos del centro. Durante el tiempo que pasan allí, a la niña le cambian tres veces: una a los 15 minutos de llegar, otra a la hora y finalmente cuando han pasado dos horas del último cambio. Todos estos pañales son pesados y analizados meticulosamente para conocer las carencias que puedan tener y las mejoras que se deben introducir.

Pero, ¿cómo puede una madre dedicar casi una mañana a la semana a estar en el Centro de Innovación Tecnológica junto a su hija sólo para testar pañales? La madre de Lena, como la de Cassie, otra bebé «probadora» de pañales, no trabajan, y es que en Alemania las bajas maternales son diferentes y casi no hay guarderías, con lo que la mayoría las mujeres se quedan en casa prácticamente los tres primeros años de vida de sus hijos.

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