Hugh Grosvenor y Harriet Tomlinson durante su viaje a California
Hugh Grosvenor y Harriet Tomlinson durante su viaje a California - ABC

El Duque de Westminster, el joven soltero de oro inglés, sale del mercado

Dueño de la mayor finca de España, Hugh Grosvenor, de 26 años, ya tiene pareja

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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Hugh Grosvenor, de 26 años, séptimo Duque de Westminster y padrino del pequeño Príncipe George, encarnaba el sueño de toda lectora joven y soñadora de la revista «Tatler», la guía inglesa de la etiqueta. El rubio Hugh es elegante, discreto, de antiguo y venerable linaje. Un noble salido de Dowton Abbey, con la diferencia de que es de verdad. Pero desde la muerte de su padre el pasado agosto es, sobre todo, el mayor latifundista de Gran Bretaña: posee el 0,22 de su suelo, frente al 0,03 de la Reina.

Su colosal herencia ha convertido a Grosvenor en el tercer hombre más rico del Reino Unido, el 68 del mundo y el joven menor de 30 años con más dinero del planeta, dueño de propiedades sin cuento en los prohibitivos barrios londinenses de Mayfair y Belgravia, donde posee 121 hectáreas.

En España tampoco le falta tierra: es el propietario de La Garganta, en Ciudad Real, que con sus 15.000 hectáreas pasa por ser la mayor finca cinegética del país. Allí disfrutaron de una jornada de caza en 2014 sus amigos los príncipes Guillermo y Harry. La familia Grosvenor se hizo con el inmenso coto en 2001.

Escapada a California

Pero hay malas noticias para las personas interesadas: el soltero más cotizado del Reino Unido ya no está en el mercado. Su vieja amiga Harriet Tomlinson, de 26 años, a la que conocía desde sus días infantiles en el colegio Ellesmere (12.000 euros de matrícula al año), se ha convertido en su novia. La prueba del amor son unas fotos de ambos solazándose por California, muy felices paseando, riéndose y bebiendo vino blanco frente a las impresionantes vistas del Pacífico del resort Ventana.

Sus amigos creen que el romance será un éxito, «porque los dos son personas con los pies en el suelo y muy orientados a la familia». Por supuesto «tienen muchos intereses comunes». A la novia la definen con otro clásico: «Es encantadora y muy amante de la vida». Uno de sus profesores la recuerda como «muy trabajadora e inteligente». Harriet, de una belleza muy inglesa, es hija del dueño de una fábrica de cortinas. Vivían bien, cerca del palacio de los Grosvenor en el Noroeste de Inglaterra, Eaton Hall, pero a años luz de su novio: la casa paterna de ella está valorada en 600.000 euros, calderilla para Hugh. Harriet Tomlinson estudió Educación en la Universidad de Gales. Al final no la llamó lo de profesora y ahora trabaja en una exclusiva agencia inmobiliaria de la City.

De Hugh se sabe poco, porque su linajuda familia tiene la discreción como divisa. Los Grosvenor comenzaron a acumular tierras en fecha tan temprana como 1066, cuando echaron una mano a Guillermo el Conquistador. El actual Ducado de Westminster fue creado por la Reina Victoria en 1874. La impresionante mansión ancestral de la familia, Eaton Hall, se asienta en una finca de 4.450 hectáreas, con jardines que se abren al público tres veces por semana.

Amistad con la Familia Real

La relación de la familia real con los Grosvenor se afianzó con la amistad del Príncipe Carlos con Gerald, el anterior Duque de Westminster y padre de Hugh. Carlos eligió a Gerald como preceptor de su hijo Guillermo. Además su mujer, Natalia Phillips, es la madrina del príncipe. Ahí se forjó la buena relación de Guillermo, de 34 años, con Hugh, ocho años más joven, que quiso subraya eligiéndolo como padrino del príncipe George.

Gerald Grosvenor murió en agosto, tras una indisposición súbita en su finca de caza de Abbeystead. Fue un buen hombre, filántropo que ayudaba a los soldados heridos y general de dos estrellas en su carrera militar. También una persona atormentada, debido a sus constantes depresiones. Pese a haberse revelado como un avezado inversor que amplió el imperio familiar, nunca le gustó la carga de la fortuna que había recibido en la cuna. De hecho temía que a su hijo le pasase lo mismo: «Siento pena por Hugh. Tendrá una presión enorme. Necesitará mucha fuerza mental para sobrevivir. Hay demasiadas trampas cuando se hereda una cantidad tan enorme de dinero».

Por ahora no hay problema. A Hugh se le ve contento con Harriet, sus palacios y latifundios, sus viajes y su colección de coches de época. Además de sus propiedades, trabaja como director financiero de una firma de energía verde.

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