Imagen del meloncillo, captado con cámaras de fototrampeo
Imagen del meloncillo, captado con cámaras de fototrampeo - ABC

Un refugio de meloncillos a espaldas de los cines Kinépolis

El animal, hallado en el entorno de Meaques-Retamares, es la única mangosta que habita en toda Europa

MADRID Actualizado: Guardar
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En el municipio de Pozuelo de Alarcón, colindante al barrio de Campamento, se abre paso un humedal en el que confluyen los arroyos de Valchico y Retamares. Es el paraje de Meaques, un congénito lugar a espaldas de los cines Kinépolis repleto de biodiversidad. La densa vegetación a orilla de ambos cauces provoca que un amplio abanico de especies busquen refugio entre sus laderas. Especies, algunas, catalogadas de un valor excepcional. Buena prueba de ello es el último hallazgo captado por el grupo conservacionista «Entorno Meaques-Retamares». Con cámaras de fototrampeo, esta asociación formada por vecinos de la zona logró grabar a un meloncillo, la única mangosta que habita en toda Europa.

«Hace cinco años lo vimos por primera vez, pero no ha sido hasta ahora cuando lo hemos podido registrar», relata José Antonio Esteban, miembro del colectivo.

Para conseguirlo tuvieron que instalar varias cámaras en puntos estratégicos por donde suele transitar el animal. «El meloncillo siempre ha estado muy perseguido, pero poco a poco está recuperando sus territorios históricos», relata, con la creencia de que su llegada se ha debido a la expansión natural de la especie: «Hay alguna cita en el parque regional del curso medio del río Guadarrama y también en la zona de Boadilla, por lo que nosotros pensamos que ha venido desde allí ya que el espacio que hay entre medias es campo». La zona, libre de edificaciones, únicamente está atravesada por la M-40 y la M-5O, en cuyos recorridos hay pasos a través de los cuales la fauna puede acceder.

La labor del grupo es solo de difusión, por lo que a partir de ahora esperan que las autoridades tomen cartas en el asunto para dotar al meloncillo de la protección que merece. «El paraje debería estar más controlado, lo primero que se tendría que hacer es impedir la entrada a los cazadores furtivos», demandan, con la esperanza de evitar lo que sucede cada fin de semana. «Vienen con perros de caza o colocan lazos en los que puede caer cualquier pequeño ejemplar. El problema no es solo que los maten, sino que puedan llegar a causarles estrés y los animales se marchen al ver que este lugar ya no es seguro», inciden.

Si las cosas no cambian, el meloncillo podría llegar a desaparecer. «En este momento corre mucho riesgo por la fuerte presión humana», sentencia Esteban, sin entender por qué algunas personas consideran a esta mangosta un peligro para el ganado: «Pesa entre 2 y 3 kilos y medio y es, más o menos, del tamaño de un gato. ¿Tu crees que un gato puede matar a una oveja? Es imposible. Y menos aún si se trata de uno de los mamíferos ibéricos más débiles que hay, como es el caso».

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