Interior de la Parroquia Santísimo Cristo de la Salud, en la calle de Ayala
Interior de la Parroquia Santísimo Cristo de la Salud, en la calle de Ayala - MAYA BALANYÁ

Parroquia Santísimo Cristo de la Salud: un refugio espiritual en la Milla de Oro

El templo vuelca sus esfuerzos en ayudar a los trabajadores de la zona, a las personas solas y los cuidadores de la gente mayor

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor. La primera, salud: corporal y espiritual. El amor: conjugación y condición de la salud y de lo saludable. Y el dinero: poderoso caballero don dinero, que no todo lo puede. En la milla de oro madrileña, la parroquia del Santísimo Cristo de la Salud, ubicada en la calle de Ayala, 12, es refugio del espíritu. Un oasis de reconciliación con Dios y con los hermanos. El Cristo de la Salud, y su Madre, la Virgen de la Salud, son un potente imán de orden para el alma en el metro cuadrado patrón oro de la capital de España.

El Cristo de la Salud, el Cristo de la devoción del Madrid anterior a la guerra incivil, fue una venerada imagen del Hospital de san Juan de Dios, fundado por Antón Martín en 1522.

Un 28 de mayo de 1918, en solemne procesión que serpenteaba la columna vertebral de la villa, se trasladó la imagen del Cristo de la Salud, talla de mediados del siglo XVII, probable factura de Domingo de la Rioja, desde la calle de Atocha, 58, hasta su actual ubicación. Previamente, el entonces obispo, monseñor Prudencio Melo, había bendecido el recoleto templo renacentista en su fachada, que hoy es sede parroquial. El día 31 de mayo de ese año, su Majestad la Reina Doña Victoria Eugenia asistía a la misa en honor de esta imagen milagrosa, fuente de agua viva. Una vez más, la Casa Real ligada a esa raíz y razón de un Madrid que confiesa su fe y su esperanza. El arquitecto Luis María Cabello Lapiedra fue el artífice de un templo que pasa inadvertido a los ojos de la gran mayoría de viandantes. Don Casimiro Morcillo, una vez más, en 1965, hizo posible que el hogar devocional se convirtiera en parroquia.

El actual párroco, Crescencio Ballesteros, hombre con sobrada experiencia, está acompañado por un vicario parroquial, Israel de Andrés. Pero hete aquí que también dice misa y confiesa, con éxito de crítica y público, uno de los teólogos moralistas más relevantes del momento, Juan José Pérez Soba y Díez del Corral. La parroquia, con escasos mil feligreses, ocho hoteles en su territorio, pisos que dejan de ocuparse por familias para ser despachos de grandes firmas, dedica no poca atención y recursos a quienes trabajan en la zona, a quienes han dado lustre a ese metro cuadrado de la «city madrileña». Los ochos retiros espirituales al mes en el horario de la comida, las confesiones desde que se abre la Iglesia hasta que se cierra -atendidas mayormente por sacerdotes de la Prelatura del Opus Dei, la Adoración al Santísimo, el grupo de visitadores de enfermos y las nuevas iniciativas de formación cristiana de la feligresía -conferencias culturales- son algunas de las prioridades de la parroquia. Son también relevantes el número de bautizos, más de una docena al mes, y el grupo de confirmación de jóvenes, alrededor de cuarenta, que tienen como catequistas a un grupo ejemplar de universitarios. Y la Cáritas, que atiende puntualmente a las necesidades de quienes se acercan a la parroquia. La mayor necesidad, por cierto, es la atención a las personas solas, y a quienes cuidan de las personas mayores.

Renovación

Pero una clave de bóveda de la nueva etapa de pastoral, de la renovación en la que está inmersa la parroquia, es el rejuvenecimiento de la Real Ilustre Congregación-Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud, cuyo presidente es el siempre atento y activo Carlos Colino. Confiesa muy ilusionado que el próximo centenario de la parroquia servirá para alentar la devoción al Cristo de la Salud. La vida de una parroquia es venero de gracia. Carlos Colino insiste en que el censo de la Cofradía se ha renovado, que ha descendido la media de edad de los Congregantes, y que algunas actividades, como la consagración de los niños bautizados al Cristo de la Salud y a su Madre, en la festividad de la Presentación del Señor, es una muestra de la vitalidad de una Hermandad que también tiene sus obras de caridad fraterna. La salud es don y gracia; la caridad, amor y vida. Los cofrades están inscritos en el libro de la vida, ahí, en el ajetreado y bullicioso centro del círculo de la Milla de Oro madrileña.

Ver los comentarios