Iglesias, Montero y Espinar, en una imagen de archivo
Iglesias, Montero y Espinar, en una imagen de archivo - ISABEL B. PERMUY

Madrid, epicentro de la resistencia al régimen de Pablo Iglesias en Podemos

Rita Maestre, José Manuel López, Tania Sánchez, Pablo Padilla o Clara Serra, representantes en Ayuntamiento, Asamblea o Congreso, son las principales voces que censuran las normas de Ramón Espinar, el lugarteniente de la dirección nacional

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El diccionario de la lengua de la Real Academia Española determina, en su segunda acepción, que la palabra «régimen» se refiere al «conjunto de normas por las que se rige una institución, entidad o actividad». En Podemos, el paso lo marca la facción de Pablo Iglesias y en Madrid, una de sus federaciones más numerosas, el poder lo ostenta Ramón Espinar, que cada vez tiene «el corral» más revuelto con numerosos miembros insignes levantando la voz para quejarse por la gestión de Podemos.

Precisamente ayer, en una entrevista con Radio Nacional, Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid denunció que la formación morada está dominada por «una pequeña minoría que aplasta a la gran mayoría». Quizá, frente al micrófono, se acordó de cómo Ramón Espinar, que fue nombrado secretario general en Madrid pese a que los simpatizantes preferían las medidas que ella presentó, destituyó al portavoz en la Asamblea de Madrid, José Manuel López.

Dicen que las malas noticias se dan en vísperas de vacaciones y Espinar se lo tomó al pie de la letra. El día 23 de diciembre se conoció que el líder del aparato de Iglesias en Madrid iba a cortar —políticamente hablando, claro— de la cabeza de su superior en el Parlamento regional. «No me gusta un Podemos donde me comunican que me cesan 10 minutos antes de una reunión, sin diálogo y en vísperas de Navidad, porque eso ya lo hicieron el PP y el PSOE cambiando el artículo 135 de la Constitución en una noche de agosto y me indignó; y no quiero estas formas en mi partido», criticó López, que pasó de la primera fila al gallinero del Parlamento que domina el PP Cifuentes.

Antes de manifestarse, López se enfrió y dejó pasar un día. Menos tiempo que el que tardó Pablo Padilla, también diputado regional en cargar contra el estilo de Espinar: «No está(n) a la altura», suscribió en Twitter. Los aludidos sabrán a quien se refirió entonces con esta declaración.

No son buenos tiempos para los denominados «errejonistas» —los miembros de Podemos afines a Íñigo Errejón— pese a las palabras de unión y fraternidad pronunciadas por Iglesias y el propio Espinar, como por ejemplo, acabar con las «familias» en las que actualmente está fragementado el partido.

Esta división provoca fricciones y dardos volando de un lado para otro. Un ejemplo es Tania Sánchez, diputada nacional por Madrid, que, en cuanto pudo y aprovechando las tarjetas black, lanzó un «recadito» a Espinar después de ser una de las purgadas de los órganos directivos de la formación. «La utilización de estas tarjetas tiene que ver con una actitud depredadora», escribió Sánchez en Twitter, un mensaje que engloba al padre de Espinar, quien fuera su rival en la carrera por controlar Podemos en la Comunidad de Madrid.

Y por si todo esto fuera poco, la responsable del Área de Igualdad de Podemos y diputada en la Asamblea de Madrid, Clara Serra, afirmó en un acto de partido que en Podemos existe «una desigualdad bastante importante» a la hora de elegir los cargos orgánicos. Como en el caso de Espinar e Iglesias, la mayoría de los secretarios generales son hombres, justo contra lo que en Podemos pretenden evitar.

Maestre, reincidente

Aunque ya ha llovido, la de ayer no fue la primera «salida de tono» contra la disciplina orgánica de Maestre, que ya cargó contra que Espinar, al poco de ser nombrado secretario general, ostentara más cargo de los permitidos por los reglamentos internos. «Respetar la democracia es respetar los documentos», dijo Maestre en su momento. La veda está abierta y Madrid, uno de los principales caladeros de votos de Podemos, se ha convertido, a la vez, en su mayor problema.

Ahora sólo queda por ver cuál va a ser el siguiente díscolo que desafiará a Espinar atreviéndose a cuestionar sus movimientos y, por ende, los de sus jefes, empezando por Iglesias. Vistos los acontecimientos hay que ser, cuando menos, valiente. Y si no que se lo pregunten a José Manuel López.

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