El consejero Sánchez Martos atiende al teléfono
El consejero Sánchez Martos atiende al teléfono - JAIME GARCÍA

El cruce de tuits del consejero de Sanidad y el familiar de un paciente que acabó en cese

El doctor Sánchez Martos es un habitual usuario de redes sociales y se comunica así con muchos ciudadanos anónimos

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Algunos me llaman el consejero tuitero; a mí no me importa». El doctor Jesús Sánchez Martos, consejero de Sanidad en la Comunidad de Madrid, es transparente en sus expresiones; le sobran naturalidad y tablas a la hora de atender a la prensa. Y con esa misma naturalidad, mantiene a menudo conversaciones a través de las redes sociales o vía telefónica con ciudadanos anónimos que le reclaman o le sugieren algún asunto en relación con la sanidad pública madrileña.

Todo empezó días atrás, cuando un familiar de una paciente ingresada en el Gregorio Marañón comprobaba cómo a ésta la trasladaban, tras una complicada operación, a una habitación donde ya había otras dos ingresadas. Por la situación de ambas, vio claro que las posibilidades que tenía su pariente de dormir algo esa noche, tras la intervención, iban a ser muy pocas.

Ni corto ni perezoso, se le ocurrió contarle su caso al consejero de Sanidad por Twitter.

«El consejero no sólo me respondió, contactó conmigo, me pidió mi teléfono y pude explicarle lo que ocurría. Y no sólo eso, sino que horas después volvió a escribirme para interesarse por si se había solucionado el caso». Esa misma noche, la gerente del hospital Gregorio Marañón fue destituida por «falta de confianza», según rezaba la nota oficial que hizo pública la consejería de Sanidad.

Al día siguiente, Sánchez Martos aclaraba a la prensa que el cese se produjo al detectar que había 81 enfermos que habían sido ingresados en habitaciones con tres camas, lo que incumplía la instrucción que se había formulado al propio centro para que se retiraran fisicamente dichas camas.

Teléfono abierto

Sánchez Martos asegura a ABC que mantiene «el mismo número de teléfono de siempre», el mismo que repetía al finalizar sus programas en radio y televisión, y el que tienen «todos mis alumnos y mis pacientes». Eso supone que «cada día recibo una decena de llamadas de teléfonos desconocidos, que suelo contestar, aunque a veces lo hago tarde, cuando acabo la jornada laboral». Suelen ser de personas que le piden consejo, le hacen sugerencias sobre el servicio de salud o le interpelan por algo. «En todo este tiempo, no habrá habido más de diez personas que han intentado abusar por medio de este sistema», apunta.

Fueron sus alumnos los que le aconsejaron abrirse una cuenta de Twitter, y él lo hizo, y la gestiona personalmente de forma muy activa. «La verdad es que recibo de esta forma mucha información, me entero de muchas cosas». Suele contestar a los mensajes que le envían, mediante mensajes directos o poniéndose en contacto directo con quien los manda.

Ver los comentarios