El bombardeo de la Guerra Civil que aún se siente en el Museo Arqueológico

En aquellos días de noviembre de 1936, la República requisó las colecciones de monedas que contenía el museo

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Entre el 7 y el 18 de noviembre de 1936, apenas cuatro meses después del inicio de la Guerra Civil, el bando sublevado cercó Madrid. Su avance, que adivinaba una toma inmediata de la capital, tuvo una repercusión directa en algunos puntos de la ciudad, como es el caso del Museo Arqueológico Nacional, situado a espaldas de la Biblioteca Nacional, en la calle Serrano. No obstante, como es sabido, aquel dominio no se fraguó hasta 1939. Sea como fuere, el imponente museo sufrió los efectos de aquellos combates, tanto en la fachada del edificio como en los tesoros que contenía.

Recién cumplidos 79 años de aquellos días, el Patio de la Virgen del Museo Arqueológico ilustra aún lo que se vivió en el ataque.

El pasado 16 de noviembre, lunes, fue la efeméride de uno de los bombardeos del asedio; el mismo que alcanzó a este espacio único. Como muestra la imagen que acompaña a este texto, uno de los proyectiles impactó en el mencionado patio, descascarillando el ladrillo de la pared. Pasado este tiempo, la huella permanece intacta. Aunque la bomba no llegó a dañar la estrucutura del edificio, y la marca es meramente superficial, lo cierto es que sintetiza en parte lo que el museo albergó en ese oscuro noviembre, objetivo de ambos frentes.

Expolio en el museo

Con las tropas sublevadas a las puertas de Madrid, apostadas en la Casa de Campo y Ciudad Universitaria, los bombardeos eran sistemáticos; tanto en las industrias como en la calle. Como base documental, sirva el trabajo de la Junta del Tesoro Artístico, que desarrolló un reportaje fotográfico sobre el devastador papel de estos ataques sobre diversos edificios (expuesto en el Museo del Prado). Así, ante esta situación, acorralados incluso antes de la contienda, el gobierno de la República ordenó requisar a punta de pistola el oro de las colecciones numismáticas del Museo Arqueológico Nacional.

La orden, realizada el 4 y el el 5 de noviembre, fue narrada hace poco más de un año en las páginas de ABC, considerada como una de las noches más tristes del museo, reflejo de una cicatriz imborrable. En el escrito, que trata el expolio de estas piezas, como el Tesoro de los Quimbayas, se recuerda además el papel de Felipe Mateu y Llopis, que arriesgó su vida hurtando los tesoros a la República.

Ver los comentarios