Villares, rebelde con chófer

El populismo llegó a nuestras vidas para, entre otras muchas promesas de transformación social, desterrar los privilegios que la clase política ha disfrutado mientras la gente del común padecía los salvajes mordiscos de la crisis y las políticas de austeridad. Con este recetario idílico, la izquierda pintoresca consiguió 18 escaños en las elecciones del 25-S. Pues bien: no estaba todavía seca la tinta de los periódicos después de que Luís Villares prometiera en el Parlamento dar su vida por no se sabe bien qué en su tarea como diputado, cuando el líder del rupturismo rampante le estaba pidiendo por escrito a su partido que necesita secretaria y chófer. Y que estos dos meses que estuvo de político de a pie, sin sueldo de magistrado del TSXG, le rascaron el bolsillo y merece por tanto una compensación.

Hasta aquí los hechos, a los que se le pueden añadir algunas evidencias más. Por ejemplo, que ni Xosé Manuel Beiras ni Yolanda Díaz exigieron a AGE un chófer para ir o venir durante la anterior legislatura, como tampoco Ana Pontón en su condición de portavoz nacional del BNG, ni José Luis Méndez Romeu o Patricia Vilán mientras fueron la voz única del PSOE en el Parlamento. En el partido de gobierno, con sus 41 diputados, tampoco hay conductor para el grupo parlamentario.

La noticia ha trascendido porque alguien de dentro de En Marea la ha filtrado. No es que Villares tenga un esquirol dentro de sus filas, sino más bien alguien escandalizado porque el predicador del fin de las oligarquías se pida cuarto y mitad de los beneficios de éstas. Entiéndanlo, es más cómodo que te recojan en la puerta de casa y te lleven al Parlamento, o a una reunión con sindicatos, o a manifestaciones del pueblo oprimido por el poder empresarial. Se llega más descansado.

Son concepciones de la política, claro está. Nuestro juez justiciero, el que iba a enchironar a todos los políticos corruptos sin necesidad de juicio porque él es la luz y la verdad, está dispuesto a entregar su vida por Galicia pero no su dinero ni su coche. Hasta ahí podíamos llegar. Su señoría es un rebelde, pero con chófer. ¿Habrá algo más sistémico que tener un Bautista que te lleve y te traiga? Y su secretario, ¿podrá compartirlo con algún otro diputado o es en régimen de exclusividad?

En Marea tiene todavía pendiente aceptar o no la solicitud de Luis, que ha cambiado la dialéctica de los billares por los lujos de los millares, predios por los que pasear como buen señorito aunque, eso sí, con fular y camisa de indignado. ¡Ay la estética, qué peajes tiene! Por si no tenían suficientes motivos para repudiar al populismo, añádanle la hipocresía. Son una mina estos muchachos, desde luego. ¡Don Luis, bienvenido!