José Luis Jiménez - Pazguato y fino

Fulanitos

Parece que a C’s le hubiera valido cualquier individuo para conformar sus listas en Galicia

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El trato que los electores gallegos han recibido del partido de Albert Rivera es profundamente ofensivo. Si Ciudadanos se autodenomina como «el partido de la ciudadanía», desde luego hay motivo para considerar que no nos han tratado como tal. La ausencia de debate ideológico más allá de previsibles lugares comunes, la incapacidad para formular propuestas serias a problemas concretos de Galicia como territorio y la proliferación de mensajes peregrinos como comparar los acantilados de la Comunidad con escenarios de «Juego de Tronos» incide en la sensación de que desde C’s han venido a tomarnos el pelo. Para ellos no somos ciudadanos, sino fulanitos a los que rebajar un escalón o dos en su consideración como personas.

Peor aún es la justificación de la ignorancia bajo la excusa de que no son políticos profesionales, lo que en lenguaje morado es «casta».

Nos están diciendo que son incapaces de prepararse con algo de sustancia los temas prioritarios de una tierra en la que sectores como el naval, el lácteo, la pesca, el metal o la automoción atraviesan dificultades específicas y no merecen alusiones vagas y bienintencionadas.

La abierta insolvencia de los candidatos gallegos —han extendido el concepto de «vergüenza ajena» en sus escasísimas intervenciones públicas— da que pensar. Parapetados detrás del beatífico y mediático rostro de Albert Rivera, parece que a C’s le hubiera valido cualquier individuo con tal de conformar unas listas. Se saben elegidos por un sector de la ciudadanía aun no haciendo nada, no diciendo nada, no estando en ningún sitio. Y no se han molestado en disimularlo.

No todo es culpa de quien nos toma por tontos, sino también es de quienes nos dejamos tomar. De un partido político hay que exigir soluciones reales, no eslóganes de baratillo. Gobernar no es ejercer de tertuliano en Madrid, sino patearse Galicia —o cualquier otra comunidad autónoma— y conocer sus rostros, sus voces, sus lenguas y sus acentos. Se me antoja difícil que los candidatos de C’s lo consigan con esos paseos de repartidor de propaganda de supermercado o esas mesas informativas más propias del Domund. Pero ya verán como incluso así, hay quien les vota. Al tiempo.

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