Muchas denuncias de talleres clandestinos llegan de compañeros regularizados en el sector
Muchas denuncias de talleres clandestinos llegan de compañeros regularizados en el sector - M. MUÑIZ

Frenazo en seco a los talleres clandestinos

La Xunta exigirá a los conductores un certificado sobre las reparaciones

Santiago Actualizado: Guardar
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Orense. En una puerta desvencijada de la céntrica avenida de Buenos Aires, reza un cartel: «Mecánico de coche, furgoneta y motos. Servicio a domicilio y carretera. Sin citas ni largas esperas. Importante descuento y seriedad», con un número de teléfono adosado. Son misivas de talleres clandestinos.«Es increíble, imagínate el cabreo. Y claro, la Guardia Civil no puede llamar al número para hacerse pasar por ti», denuncia Carmen Mansilla, gerente de la asociación de talleres de Orense (Atave); indignada con la proliferación de mecánicos irregulares que operan con la complicidad del cliente y la enemistad declarada de la administración.

La Xunta se ha puesto manos a la obra y ha publicado una instrucción para acotar la actividad de estos garajes.

«En los últimos años se viene detectando un importante aumento de actividades de reparación de vehículos automóviles en talleres clandestinos (...) Ponen en peligro la seguridad vial y el ambiente, y suponen un competencia desleal respecto a los talleres debidamente habilitados», precisa el texto de la Dirección Xeral de Enerxía e Minas.

A partir de ahora, las estaciones ITV exigirán a los conductores un certificado de las reparaciones cuando suspendan el primer chequeo por defectos «graves» o «muy graves». Es decir, por el mal estado de los neumáticos, los frenos o la emisión de gases. De regreso a la inspección, si el propietario acude sin certificado o con uno inválido, en su informe constará: «No se acredita haber efectuado las reparaciones en taller habilitado».

Surge entonces la pregunta: ¿Podré pasar la ITV? Según la Xunta, sí. Acudir a uno de estos mecánicos «no supondrá impedimento para que la inspección sea declarada favorable». Pero el Gobierno obtendrá a cambio un registro oficial para rastrear y sancionar las reparaciones clandestinas.

A hurtadillas

Las patronales provinciales se han volcado en destapar un entramado que solo en la provincia de Lugo motivó 96 denuncias durante el año pasado. En Orense fueron 79. La mayoría de las denuncias proceden de profesionales acreditados, y posiblemente de su irritación. Mientras unos se dan de alta, pagan impuestos y tratan los residuos; otros se esconden.

«Hay en las zonas rurales bastantes, utilizan los alpendres y los bajos de las casas. Son difíciles de localizar para el Seprona o la Policía Autonómica porque siempre están en viviendas particulares», detalla Concepción Villar, la gerente de la patronal de talleres de Lugo (Aprevar) y portavoz de la Federación de entidades en Galicia (Fegat).

En el centro de las ciudades, algunos se ocultan bajo la ambigüedad del «Lavado y Engrase», añaden en la asociación orensana. «Por definición no es un taller y en Industria hace muchísimos años que no dan licencias porque es una actividad que desapareció», precisa. En los últimos meses, han colocado carteles como el de la imagen para lanzar advertencias que apelan, incluso, a los sentimientos, el otro combustible de este mundo. «Que nadie decida por ti, es tu derecho. Ejércelo». Que es como decir: en mi coche mando yo.

Mansilla cree que la última iniciativa de la Xunta «es una maravilla», pero su criterio no es compartido. Desde la Unión de Consumidores de Galicia, aseguran que les parece «perversa» la consideración del Gobierno gallego hacia los consumidores. «No estamos en absoluto de acuerdo con vincular unas reparaciones con que se trate de un taller A o B», declara su secretario general, Miguel López.

López lamenta el papel que juega el cliente en esta historia. «Se está utilizando al consumidor como herramienta para detectar fraudes». El usuario, mantiene, «no es la primera ni la segunda prioridad que se plantea con esta medida».

La plataforma —de carácter privado— no ha detectado picos en el número de quejas de sus socios. Quizá porque están instruidos en una cultura preventiva del consumo que es huidiza de este tipo de prácticas. Porque, en este y en la mayoría de los casos, la educación suele ser el mejor paraguas contra el fraude.

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