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Imagen de Samira tomada este jueves en el Hospital de Manises - MIKEL PONCE
Sociedad

El antes y el después de Samira, la mujer a la que el doctor Cavadas le cambió la cara y la vida

La paciente, de 39 años, sufría un estado muy avanzado de deformidad facial a causa de un neurofibroma

VALENCIA Actualizado: Guardar
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Al correo electrónico del doctor Cavadas llegan a diario peticiones de cualquier parte del mundo solicitando que se haga cargo de casos complejos de cirugía reconstructiva. Muchas proceden de pacientes a los que otros compañeros de profesión han dado por perdidos, pero otras entran dentro de lo que podríamos llamar “ayuda humanitaria”. El triste caso de Samira Benhar, una marroquí afectada por graves deformidades en el rostro, logró llamar la atención del médico valenciano. Hoy, dos años y tres intervenciones después de ese primer contacto, esta mujer de 39 años comparecía ante los medios de comunicación sonriente y esperanzada ante su inminente regreso a Casablanca, donde la esperan dos hijos y un porvenir del que antes carecía.

Samira Benhar comenzó a desarrollar a edad adulta un neurofibroma, una enfermedad genética “muy frecuente” que produce un crecimiento incontrolado y “masivo” de tumores benignos, pero de gran tamaño, en una de las mitades de la cara.

Este tipo de patología no tiene cura, pero sí tratamiento. Para esta mujer de extracción humilde, sin embargo, la cirugía no era una opción posible en su país de origen. El problema se fue agravando hasta que su aspecto le ocasionó un grave rechazo social, e incluso por parte de su marido.

Imagen de Samira antes de la operación
Imagen de Samira antes de la operación - EFE

Manuel Pastor, presidente de la Fundación Adra, explica cómo Samira “rehuía su contacto con la sociedad”. Apenas salía de casa, pero un día llevó al parque a sus hijos, y allí se le acercó una mujer desconocida. “Me alegré de que se me acercara alguien a hablar conmigo –recuerda, entre lágrimas-. Ella me pregunto qué me pasaba y me pidió una foto. Como le dije que no tenía, me acompañó a una tienda a hacerme una. Me dijo que no podía prometerme nada, pero que intentaría ayudarme”. Esta buena samaritana, farmacéutica de profesión, cumplió su palabra y comenzó a recabar apoyos para que Samira pudiera recibir atención médica en España. Lo hizo a través de la Fundación Adra, ONG que, junto al Centro Islámico de Valencia, se encargó de tramitar la documentación necesaria para viajar a nuestro país y buscó opciones de tratamiento. El doctor Cavadas accedió a hacerse cargo del caso de manera altruista, como también lo hizo el Hospital de Manises (público de gestión privada), donde el cirujano trabaja habitualmente con su equipo.

Las razones de Cavadas para aceptar el caso

“Decidí ayudar a Samira en primer lugar porque técnicamente el caso tenía muchas posibilidades de mejora para la paciente. La segunda razón es que la persona que me hacía la consulta no era, como ocurre a menudo, un turista impresionable que te escribe para pasar la patata caliente a otro, sino una persona honesta e implicada que quería ayudar de forma honesta a otra persona a la que no conocía”, razona Pedro Cavadas. “Si la persona que me pide ayuda se compromete, entonces yo también hago mis deberes”, zanja.

El doctor Cavadas abraza a Samira - MIKEL PONCE

Para un cirujano entre cuyos logros está el primer trasplante simultáneo y bilateral de piernas o el primer trasplante de cara de España, el tratamiento de Samira no ha constituido un gran desafío técnico. “Básicamente las tres intervenciones han ido dirigidas a quitar tumores y buscar la simetría”. Los resultados, no obstante, han sido sumamente satisfactorios.

En junio de 2015, Samira pasó por primera vez por quirófano para que le extirparan gran parte del neurofibroma de gran tamaño que presentaba en el lado derecho. Cuatro meses después volvió a ser intervenida para quitarle el resto, ubicado en la zona del ojo. Este pasado mes de abril, la paciente pasó por tercera vez por quirófano para terminar de acondicionar la zona del ojo y colocarle una prótesis ocular. Dado que esta enfermedad puede seguir evolucionando, cabe la posibilidad de que tenga que ser tratada en el futuro de nuevo (también por el doctor Cavadas).

Está previsto que dentro de dos o tres semanas Samira pueda volar de nuevo a Casablanca, donde ya no compartirá su vida con su marido. Tendrá que procurarse un trabajo para sufragar su manutención y la de sus hijos menores. Para ayudarle en este sentido, la Fundación Adra lleva meses recaudando dinero entre donantes particulares. Con él, Samira aspira a montar una tienda de confección y restituir su contacto con los vecinos.

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