Las cuatro licenciadas, en una imagen reciente
Las cuatro licenciadas, en una imagen reciente - Fundación Secretariado Gitano
Sociedad

Gitanas sin tópicos ni barreras

Cuatro jóvenes de etnia gitana son pioneras dentro de su comunidad. Finalizaron sus estudios universitarios y han iniciado posgrados gracias a las becas Luis Sáez, cuyos fondos proceden de la venta de la obra del pintor

Valladolid Actualizado: Guardar
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Contra los estereotipos y, a veces, incluso luchando contra comentarios de su propia comunidad, cuatro jóvenes gitanas de Castilla y León han dado un paso de gigante al haber cursado, primero, estudios universitarios, y, más tarde, posgrados en busca del mejor futuro profesional.

Estas cuatro pioneras también se han tenido que enfrentarse a los tópicos más comunes sobre sus tradiciones, pero con vocación y sin ningún complejo decidieron avanzar en su educación. Lo que les ha permitido iniciar sus másteres ha sido las Becas Luis Sáez. Se trata de unas ayudas cuya financiación procede de la venta de cuadros de ese pintor burgalés. Su obra fue cedida a la Fundación Secretariado Gitano por parte de su hijo Javier con el fin de que las mujeres gitanas que han dado el salto importante a la universidad, puedan además seguir avanzando en su formación.

Con un importe de 10.950 euros cada una, este apoyo económico cubre los gastos de matrícula, de desplazamiento, alojamiento y manutención de cada una de las estudiantes.

Seis de cada diez jóvenes gitanos no termina la Educación Secundaria y en Bachillerato son escasos los que deciden continuar. Ellas siguieron, pese a encontrarse con las críticas de familiares, en algún caso, pero siempre con el respaldo de sus padres.

Y es que la visión sobre la educación en la pueblo gitano, cuyo Día Internacional se celebró el pasado sábado, va cambiando poco a poco. Ha pasado a ser un derecho y un valor que permite tener un futuro, sobre todo laboral, mejor.

Después de elegir un ciclo de Grado Superior de Integración Social, Rosario Lozano, de Palencia, optó por Magisterio de Educación Primaria en la especialidad de inglés. Tras trabajar un tiempo en el ámbito educativo dentro de la Fundación Secretariado Gitano, conoció la oportunidad brindada por las Becas Luis Sáez.

Tuvo la «suerte» de contar con el apoyo de su familia desde el principio y se trasladó desde Palencia a León para investigar en Psicología y Ciencias de la Educación. «Nunca he tenido ningún problema, quizá porque yo cumplía con las expectativas de los profesores», señala a ABC, aunque sí ha tenido que escuchar comentarios sobre los gitanos.

«Nunca he tenido ningún problema, quizá porque yo cumplía con las expectativas de los profesores»

«Todo viene del desconocimiento y porque hay resistencia a aceptar lo positivo del pueblo gitano», considera. Es cuestión de tiempo que avancen también en educación, dice. Ahora los niños se incorporan de forma normal, algo que antes no sucedía, recuerda.

Desde Gijón a León se mudó Carmen Félix para cursar un máster también en Ciencias de la Educación. Estudió Pedagogía en Oviedo, algo que por ejemplo los amigos de su hermano pequeño no se creían. «¿Cómo iba a estudiar una gitana en la universidad?». Sin embargo, en su clase y con sus profesores nunca tuvo problemas.

«Inconscientemente siempre va a haber prejuicios», asegura, pero la solución es seguir haciendo frente a ellos, y seguir estudiando para cambiar los estereotipos. «Ya hay muchísimo interés en este tema», defiende, pero aún es necesario avanzar mucho más.

«Desde pequeña sabía que quería ser abogada», asegura con contundencia Carmen Jiménez, procedente de la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco. Iba al colegio «con gusto» y en el momento que llegó a sexto de Primaria fueron los profesores los que tomaron la iniciativa para reunirse con sus padres. «Querían decirles que yo quería seguir estudiando y que valía para ello», relata. Parte de su familia se oponía a que pasase al instituto. «Según ellos, no podía ir porque de esa manera no iba a seguir con las tradiciones», pero consiguió el apoyo de su abuelo y eso fue fundamental para seguir.

Cambio de mentalidad

Más tarde, comenzó Derecho en la Universidad de Valladolid y «mucha gente» en su pueblo «lo veía raro». Pero, el cambio de mentalidad fue surgiendo en su entorno a partir de su ejemplo. «Ahora son los padres los que ven como algo imprescindible tener al menos el graduado». También le piden ayuda sobre cómo pueden apoyar a sus hijos en los estudios. «Directamente nunca he sentido exclusión por ser gitana en la universidad», aunque «siempre» hay que escuchar algunos comentarios despectivos, señala la estudiante del Máster de Abogacía. «Me sientan mal los tópicos, no se puede generalizar porque cada persona es diferente», defiende convencida. «Lo importante es hacer ver que por estudiar no pierdes las tradiciones. Ésa es la clave», concluye sobre el avance en educación.

La cuarta de las estudiantes es Dolores Dolores Romero, residente en Jaén, que se trasladó a Burgos para cursar el Máster de Administración de Empresas al que accede con el Grado de Administración y Dirección de Empresas.

Una vez concluida la primera convocatoria de estas becas, la aspiración es que cada año el número de alumnas becadas sean más, aseguran desde la Fundación organizadora. Así, conseguirán cumplir el lema de estas ayudas: «Cada vez más gitanas universitarias».

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